sábado, 19 de abril de 2014

RAMON ISIDRO MONTES modelador del talento bolivarense




DISCURSO PRONUNCIADO POR AMERICO FERNÁNDEZ CON MOTIVO DEL ACTO ACADÉMICO DE GRADUACIÓN DE 185 NUEVOS PROFESIONALES EN DISTINTAS CARRERAS CURSADAS EN LA UNIVERSIDAD GRAN MARISCAL DE AYACUHO, EL 12    DE MARZO DE    2010    EN    EL    SALÓN     ANGOSTURA    DEL    HOTEL   LAJA    REAL

Señores y Señoras:
Una distinción honrosa que agradezco significa para mí esta invitación del Consejo directivo del Núcleo de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, para disertar, como lo hago ahora, sobre un personaje de relevancia en la vida universitaria bolivarense, cuya sabiduría, firme voluntad y capacidad de servicio a favor del hombre y la cultura, sirva de orientación y guía a los 185 nuevos profesionales que en distintas carreras concluyen hoy sus estudios en esta Universidad que ostenta el título de Antonio José de Sucre, uno de nuestros libertadores, quizás el de mayor inteligencia, capacidad militar, disciplina y sensibilidad humana.
            Se nos ocurre como paradigma el nombre y la esencia de Ramón Isidro Montes,  humanista, mecenas de la juventud y modelador del talento bolivarense. Poeta además, educador, magistrado y político nacido en Angostura el 5 de septiembre de 1826, año en que el Congreso de Colombia aprobó en Bogotá  una Ley para promover la fundación de los Colegios Nacionales, favorable a la capital de la provincia de Guayana, pero que no cristalizó sino cunado ya Venezuela se había separado de la Gran Colombia.  Ramón Isidro Montes tuvo mucho que ver con ese Colegio no sólo porque realizó allí sus primeros estudios sino porque llegó a ser su rector en dos ocasiones y echó las bases para los estudios superiores.
Ramón Isidro Montes perteneció integralmente al siglo diecinueve, el siglo de los avatares republicanos y de los hombres de la nacionalidad.  Su abuelo, Juan Montes, fue uno de esos hombres de la nacionalidad.  Coetáneo, paisano y amigo del Libertador, lo acompañó fielmente en todas sus empresas emancipadoras, desde 1810 cuando Caracas despertó de su letargo colonialista hasta que tomada Angostura por los patriotas  se radicó en ella hasta ser sepultado en 1870 con el grado de General de División.
En tierra orinoquense nacieron todos sus hijos, entre ellos, Juan Montes Salas, fundador en 1830 de la primera botica que tuvo la ciudad de Angostura, la Botica Bolivariana.  Casado  con María de las Nieves Cornieles, hija de José Luis Cornieles  y María Josefa Vélez,  propietaria de la casa de San Isidro donde vivió el Libertador y del inmueble de la calle La Muralla en la que  fue editado el Correo del Orinoco.
Juan Montes Salas enviudó y se caso en segunda nupcias.  Tuvo varios hijos.  Tres de ellos siguieron la carrera universitaria: Andrés Jesús y Juan, quienes   se doctoraron en Farmacia siguiendo la orientación vocacional de su padre, y Ramón Isidro, graduado primero de Teniente de Ingenieros en la Academia de Matemáticas fundada por Juan Manuel Cajigal y  Licenciado en Ciencias Políticas un año después, 1848, en la Universidad Central de Venezuela.
 Ramón Isidro Montes destacó como estudiante, tanto en el Colegio Nacional de Guayana donde ingresó en 1840 entre los primeros matriculados bajo la rectoría de Andrés Eusebio Level, como en Caracas donde realizó estudios de educación superior.  En 1846, antes de graduarse, ya ejercía funciones docentes en la especialidad de matemática y latinidad, y escribía en los medios impresos de la capital.  Ese mismo año, junto con otros hombres de letras participó en el homenaje tributado a Andrés Bello en el aniversario de su natalicio.  Su vocación de humanista era evidente y quedó demostrado cuando abandonó las ciencias áridas para seguir la carrera de ciencias políticas.
Con el diploma de licenciado en sus manos dejó  el frío valle del Ávila, lar de su gran ascendiente, y  regresó a Ciudad Bolívar para ocupar la máxima autoridad del  Colegio donde había aprendido gramática y latinidad.  Eso ocurrió en 1849, favorecido por la corriente de los Monagas en el Poder, muy bien representada en Guayana  por Emeterio Emazábel, José Tomás Machado, José Miguel Lagrave y Biviano Vidal, quienes gobernaron la provincia durante ese tiempo.
El flamante licenciado Ramón Isidro Montes Cornieles retornó a su patria chica,  Ciudad Bolívar en 1849, un año antes de la primera promoción de bachilleres. De manera que bajo su rectorado en 1850 se graduaron de bachiller en filosofía los estudiantes: Francisco Díaz, Enrique Volastero, Luis Alcalá, José Gabriel Alcalá, José Afanador, Juan Martín Montes y Julián García.  También bajo su rectorado se registró en 1852 la segunda promoción integrada por Eugenio María León, Antonio José Soublette, Carlos Salom, Luciano Zuera y Esteban Jesús Montes.
El lapso de su rectorado duró hasta 1854, en el curso del cual creó la cátedra de Literatura, fundó la escuela primaria nocturna para obreros y artesanos y amparado por el decreto legislativo del 26 de marzo de 1852, promulgado por el Presidente José Gregorio Monagas, estableció las cátedras de Derecho, dictada por él y de Medicina, sostenida gratuitamente  por Luis Plassard, médico francés recién llegado de la colonia Tovar, quien se casó en Angostura y vivió en ella hasta su muerte en 1890.
Dada la situación política conflictiva por el retorno de José Tadeo Monagas a la Presidencia de la República, al cual fueron opuestos los conservadores, Ramón Isidro Montes decidió regresar a Caracas entusiasmado por el educador e ingeniero Manuel María Urbaneja, profesor y director de la Academia de Matemáticas,  para fundar un Colegio privado, al cual le pusieron el nombre de “Santo Tomás” y le anexaron una escuela nocturna para artesanos, similar a la de Ciudad Bolívar.
Con el fin de seguir en el poder, José Tadeo Monagas hizo que el Congreso revisara la Constitución de 1830 y promulgara la de 1857 que permitía su reelección  y extendía a 6 años el período presidencial.  Los conservadores hicieron causa común con los liberales, propiciaron en marzo de 1858 su derrocamiento con la insurrección de Julián Castro, gobernador de Carabobo.  Guayana siguió el movimiento y fueron defenestrados los deudos del Presidente Monagas que ejercían cargos en la capital.  El gobierno de facto convocó a la llamada Convención Nacional de Valencia (julio-diciembre de 1858) y concurrieron como representantes por Guayana el Pbro. Carlos Machado y el Lcdo. Ramón Isidro Montes, quien al año siguiente fue nombrado profesor del Colegio Nacional de   Carabobo, permaneciendo allí en ejercicio de la docencia hasta el triunfo de la Guerra Federal  (1863) cuando decidió volver a Ciudad Bolívar.
La Asamblea  de diputados que declaró  la Provincia de Guayana Estado Soberano Federal, designó a Pedro Cova,  doctor Francisco Padrón, Lcdo. Ramón Isidro Montes, Hilarión Gambús y Elías Calderón como representantes a la Asamblea Nacional Constituyente de la Federación, pero el 24 de diciembre cuando se instaló, no fueron admitidos y en la sesión del 29 la Asamblea Constituyente declaró nulas las elecciones de Guayana dando lugar a una situación política conflictiva.  Se trataba en el fondo una retaliación política porque Guayana bajo el mandato de Juan Bautista Dalla Costa no se plegó a la Guerra Federal sino que asumió una posición neutral, lo que le valió una estabilidad propicia para su desarrollo social y económico.
No pudiendo representar a Guayana en la Asamblea Constituyente, Ramón Isidro Montes regresó a Ciudad Bolívar y la Asamblea Legislativa  lo eligió junto con José Miguel Núñez,  en el cargo de Designado para sustituir eventualmente al Presidente del Estado, general José María Frontado. 
En las elecciones de 1866 para Congreso de la República, junto con el canónigo Leandro Aristeguieta, el Lcdo. R. I. Montes fue electo senador por Guayana.  Estuvo un año y luego vino a  asumir la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, cargo que desempeñaba desde 1863 y que ejerció durante  ocho años (1863-1871), al cabo de los cuales fundó una Escuela Hogar.
Debemos resaltar que en 1867, Juan Bautista Dalla Costa Soublette, entonces presidente del Estado, había nombrado una Junta que se ocuparía de arbitrar fondos dirigidos a honrar la memoria del Padre de la Patria, erigiéndole una estatua de bronce y para la cual R. I Montes colaboró con 40 pesos.  La estatua, pedestre, la primera erigida al Libertador en Venezuela, es similar a la de Bogotá.  Fue inaugurada el 28 de octubre de 1869 y tocó a R. I. Montes pronunciar el discurso de orden en la que era entonces la Plaza Mayor de Angostura.
Para los años setenta la calle Libertad era de piedra con una canal en el centro por donde corrían hasta el río las aguas de lluvia y sobre un terreno accidentado casi haciendo esquina con la calle Amor Patrio, los Montes tenían su casa de dos niveles y  ventanales tipo andaluz hacia la calle.  Allí había nacido su primer hijo Ramón Isidro Montes Calderón, a cuya graduación como bachiller en filosofía asistió el 12 de septiembre de 1872.  Entonces era Rector del Colegio el sacerdote doctor Luís María Luzardo, ascendiente del actual Arzobispo de la ciudad.
Ramón Isidro Montes, quien era casado con Clarisa Calderón, vivía en la parte alta con la familia  y en el nivel inferior instaló un Internado para estudiantes venidos del interior de Guayana y de otros estados, como en el caso de Félix Rafael Páez, cuyo nombre ostenta el Hospital Universitario de la ciudad, y Juan Manuel García Parra.  Ambos salieron del Internado directo para el Colegio Nacional, donde se graduaron de bachiller y siguieron allí la carrera de medicina.  Este Manuel García Parra era hermano del músico Luis García Parra, padre del Maestro Jesús Soto.
Los internos se integraban de tal manera a la familia que se sentían obligados a tomar parte en la actividad hogareña.  No había distinciones entre ellos y los hijos del matrimonio y a la hora de la comida se sentaban  a la mesa del Rector, quien junto con su esposa vigilaba y orientaba sus modales. En la Escuela Hogar el doctor Montes organizaba frecuentemente veladas literario - musicales y se iba los sábados bien temprano de excursión con los internos  para prácticas de equitación, natación, conocimiento de la topografía de la ciudad y realizar observaciones sobre la flora y fauna del entorno capitalino.
A esta altura, tanto el Gobierno Nacional como el Regional comenzaron a reconocer la obra pedagógica de Ramón Isidro Montes concediéndole en 1875 una Medalla de Oro la Asamblea Legislativa  más el Busto del Libertador y la Medalla de Instrucción el Gobierno Nacional.  Siguiendo el curso de los homenajes se colocó un retrato suyo en el salón de actos académicos del Colegio de Guayana y que hoy debería estar en todas las universidades del Estado.
En 1876, el Licenciado Ramón Isidro Montes fue llamado para asumir por segunda vez el Rectorado del Colegio Nacional de Guayana en sustitución del Pbro. José María Luzardo, quien llevaba cuatro años en el Rectorado luego de haber renunciado a ser obispo de la Diócesis de Mérida.
R. I. Montes permaneció en el Rectorado durante nueve años, tiempo durante el cual reanudó las carreras medias de medicina y ciencias políticas, creando además la de agrimensores públicos y maestros de instrucción, gracias al decreto del 24 de julio de 1880 dictado por el Presidente de la República Antonio Guzmán Blanco que ascendía al Colegio Nacional de Guayana, primero, a instituto de primer orden y un año después al rango de Primera Categoría.
Un acontecimiento muy importante se registra en Ciudad Bolívar el 5 de marzo de 1883, es inaugurado el Teatro Bolívar y tocó al Rector R. I. Montes, uno de sus principales propulsores junto con  el doctor en farmacia  José Félix Armas, pronunciar el discurso alusivo.  Entonces dijo: “Señores, el edificio que inauguramos no es sino el templo de la poesía y de la música.  Así como es necesario erigir altares para rendir en ellos el culto al Dios verdadero, tal como se impone a la razón humana por medio de la revelación, así también es necesario erigir templos para rendir culto a ese mismo dios en una de sus manifestaciones que es bien de lo bello.  No sólo de pan vive el hombre.  El sentimiento de lo bello es un verdadero pasto espiritual, es pan del alma”.
Era el año del primer centenario del natalicio del Libertador y en esa ocasión escribió este soneto recitado por el alumno Pedro Belisario en el acto conmemorativo realizado en el Colegio  Federal el 24 de julio:  ¨ Pobre esclavo el mundo americano /  gime en silencio al peso de sus penas / doradas por escarnio las cadenas / que humedecen sus lágrimas en vano / Allá de España el León se irgue  ufano / señoreando el poder de sus almenas / ve sus sangrientas garras de oro llenas / Y ríe la codicia del tirano / América infeliz ruega al Potente / contra el déspota cruel sus rayos vibre / la suerte cambie en que gimiendo yace / Al cielo va la súplica ferviente / Y dijo Dios: “América libre”/ Los reyes tiemblan y Bolívar nace ¨
Su hijo José Félix Montes, quien siguió su camino de abogado, profesor universitario, político y escritor, recopiló los escritos de su padre en el volumen ¨ Ensayos poéticos y literarios ¨ con prólogo de Julio Calcaño, quien había sido su alumno.
Como pedagogo, Ramón Isidro Montes, escribió  Gramática Castellana, autorizada por la Academia de la Lengua y  Tratado de Aritmética Razonada, adoptada por planteles de educación fuera y dentro del país.  Asimismo, Compendio de Métrica en colaboración con el Prof. Simón Camejo.
Cultivó la historia novelada, de lo cual es buen ejemplo su libro “Boves, leyenda venezolana” y escribió poesía desde la edad de 19 años, poesía representativa del romanticismo iniciado en Venezuela con José Antonio Maitín y Abigail Lozano.
El 17 de marzo de 1896, los senadores del Estado Bolívar, respaldados por los de Carabobo y otros estados, presentaron a la cámara un proyecto de decreto elevando al rango formal de Universidad al Colegio de Primera Categoría de Ciudad Bolívar y tuvo aceptación favorable en la sesión de ese día y en las del 20, 23 y  24 cuando fue aprobado y pasado a la Cámara de Diputados donde le dieron las tres discusiones reglamentarias antes de ser definitivamente sancionado.
La Universidad de Guayana quedó creada por ley del Congreso de la República del 16 de abril de 1896 que promulgó el Presidente de la República, Joaquín Crespo y refrendó el Ministro de Instrucción Pública,  médico y profesor universitario, Federico R. Chirinos, el 5 de mayo de ese año.  Para entonces era Rector del Colegio, el doctor José María Emazábel. El Licenciado Ramón Isidro Montes se había separado del rectorado en 1885 por quebrantos que lo llevaron a la muerte el  10 de junio de 1889.  No se cumplió su desiderátum de ver al Colegio convertido formal y legalmente en una Universidad.  Pero está bien que así haya sido porque su decepción en vida habría roto todos los moldes de su temple, dado que la Universidad de Guayana como tal, apenas permaneció cinco años, al cabo de los cuales el autócrata Cipriano Castro la liquidó de un sólo plumazo porque su gobierno requería el presupuesto de su sostenimiento como el de otros establecimientos superiores del país, para alimentar los ingentes gastos de la guerra, no contra países invasores, sino contra los venezolanos que lo ad -versaban colmados de indignación por su estilo de gobernar en perjuicio de los más sagrados derechos y libertades ciudadanas.
Hubo de transcurrir  más de ochenta años para que la ciudad retornara a los fueros universitarios.  Hoy podríamos decir, gracias a la democracia instaurada a partir de 1958, que Guayana toda respira plenamente el oxígeno de la educación del tercer y cuarto nivel y Ciudad Bolívar, particularmente, estudia en universidades públicas y privadas como esta de ustedes enaltecida con el nombre del Gran Mariscal de Ayacucho y que despide regocijada una de sus promociones múltiples más numerosas.





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