viernes, 18 de abril de 2014

DÍA DEL PERIODISTA


DISCURSO PRONUNCIADO POR AMERICO FERNANDEZ EN EL ACTO  DEL DÍA DEL PERIODISTA Y JURAMENTACIÓN DE LA DIRECTIVA QUE HABRÁ DE REGIR LOS DESTINOS DEL  COLEGIO  DURANTE EL LAPSO COMPREDIDO DE 1910 -1911.
Señoras y señores:
Por la grata generosidad de ustedes, colegas periodistas, estoy en este sitial de donde debo desde ahora, con los demás integrantes de la Directiva, dirigir los destinos de la Seccional del Colegio Nacional de Periodistas.
Hoy 27 de junio, nuestro día por ser el día del Correo del Orinoco, debemos iniciar nuestras labores con el beneplácito de ustedes, distinguidos ciudadanos e invitados que de una forma u otra están ligados a los medios de comunicación social.
Surge esta juramentación en momentos en que crece la pasión partidista en busca de una solución electoral para los ingentes problemas planteados en/el desarrollo integral del país. Toda la atención venezolana esta puesta en este debate público que transcurre en torno a los programas y candi­datos y, no es extraño que así sea, por cuanto de ellos va a depender en mucho la suerte de la nación, al menos, durante los próximos seis años.
Pero a pesar del hecho electoral tan natural en las comunidades democráticas que absorbe la atención del venezolano, habrá sin duda un espacio importante para mirar hacia el interior de la Seccional donde se plantean cuestiones fundamentales al ejercicio y fines del periodismo.
Cuestiones que por ser de nosotros los profesionales, también lo son de la región si es que partimos de que el periodista como el maestro es guía y luz de los pueblos.
Y porque no partir de este principio si convicción es ya generalizada de que el periodista es un apóstol cuya doctrina es la verdad, un mensajero del pueblo que, para citar /un concepto de uno de los periodistas más prominentes de su tiempo, fundador del Herald de Nueva York, James Goldon Bennett, “el periodista siempre tiene que estar con el pueblo, pensar con él,  sentir con él, y no temer a nada.  Siempre debe ser correcto, siempre firme, siempre popular, siempre libre”. Por eso esta profesión es una tarea a la vez que noble, difícil, porque noble y difícil ha sido en todos los tiempos estar al lado del pueblo.  De aquí que cuando se cercena la libertad de información para ocultar lo que el pueblo tiene derecho a saber, salimos en defensa de ella y en nada reparamos para desafiar y afron­tar los riesgos que signifique y pugnar a favor de un derecho que  es natural del hombre y sin el cual imposible seria cumplir nuestra misión social.
Por la libertad de expresión, en la cual está involucrada  de hecho la libertad de información, hemos librado las más singulares batallas. Poseemos todo un voluminoso expediente donde se registra­n violaciones, atropellos y falsas interpretaciones de ese de­recho humano consagrado en nuestra Constitución. No ha habido una asamblea del gremio de periodistas, cualquiera que sea su categoría, donde no se haya planteado y  debatido el problema y concebido fórmulas para denunciar y combatir las medidas de limitación o usurpación así como la represión y presión ejercidas contra la liber­tad  de   opinión.
Nuestra lucha más desesperada ha sido contra los dictadores que en todos los tiempos han amordazado a los medios de comunicación social y conculcado los derechos más elementales del pueblo. Sin embargo, debemos afirmar que no ha sido así la lucha bajo el signo de la democracia donde existe la posibilidad de disentir y reclamar el ejercicio de los derechos humanos. Pero la democracia -y la nuestra es un ejemplo- tiene defectos, fallas grandes que a esta altura de la civilización deberían ir desapareciendo. Uno de  esos defectos es precisamente la forma como se defiende la libertad ­de expresión cuando se esta en la oposición y como se le teme y se le ataca cuando se esta en los estrados del Poder.
El hasta hace poco Presidente de Cosa Rica y Premio Nóbel de la Paz 1987, Oscar Arias, dijo en un discurso por la defensa de la libertad de expresión que un Gobierno que no tenga oposición debería inventarla.  La oposición es necesaria y conveniente porque señala y denuncia los males que afectan a la sociedad y que todo gobierno democrático está obligado a corregir y agradecer en vez de perseguir y condenar.
Cuando salimos a la palestra gremial para abogar por la responsabilidad que hoy asumimos enarbolamos esta bandera de la libertad de expresión, el derecho a la información y el acceso a las fuentes informativas en busca de la verdad, porque aún cuando en nuestro estado esos males no son evidentes; por lo contrario, estamos conscientes de que ocurren en otras partes de Venezuela y la seccionales son solidarias y siguen los lineamientos que pauta la Convención y  la Directiva Nacional.
Otras de nuestras banderas apunta hacia la dignificación de la misión social del periodista, muchas veces menoscabada por la necesidad de un empleo que le impone la propaganda  en vez de la información honesta, cabal e informativa, tal cual como lo establece nuestro código de ética.  Apunta asimismo a la protección y respeto al título profesional, fomento  del espíritu de solidaridad gremial  y protección económica, social y profesional de los periodistas.
Será tarea inmediata  aprobar un Reglamento Interno de la seccional de acuerdo a nuestra realidad que es distinta a la Directiva Nacional por cuyo reglamento ha venido funcionando nuestra seccional y procuraremos que los dadores de premios oficiales como privados se atengan a las normas básicas que sobre esta materia se hallan establecidas, para que no ocurra lo que acaba de suceder con los premios municipales José Carrillo Romero y Lucas Manzano en  Ciudad Guayana que luego que el hoy cumpleañero Correo del Caroní fue nombrado “Diario impreso del año” por el Jurado legalmente designado, a las pocas horas el Concejo Municipal, en sorprendente alzada por demás insólita y  arbitraria,  declaró como desierta esa mención, lo que por supuesto produjo un rechazo enérgico inmediato de la Junta Directiva seccional, con lo cual nos solidarizamos y secundamos plenamente, sobre todo y con mayor fuerza porque el Colegio de Periodistas de Ciudad Bolívar igualmente ha sido afectado al arrogarse el Ejecutivo Regional una atribución que es única e inapelable del Jurado y declarar desierto el premio “Andrés Roderick” otorgado al colega Ismael Morales Pérez como caricaturista del año. Esto lógicamente será objeto de un pronunciamiento público mañana, una vez que la Directiva Seccional se haya posesionado de sus facultades correspondientes.
La vigilancia y protección que requiere la casa donde se edito el Correo del Orinoco que hoy cumple 192 años de su aparición, no debe ser abandonada por el gremio, no sólo por su valor e importancia histórica sino porque la adquisición y restauración de ese inmueble fue posible gracias a una lucha emprendida y sostenida por los periodistas locales y nacionales desde tiempo de nuestra madre nutricia la Asociación Venezolana de Periodistas.
Queremos incorporar directamente al trabajo gremial a todos los cenepistas.  Para ello interrogaremos a todos y cada uno sobre el área
que desea trabajar y qué le gustaría realizar  a favor de la institución.  Quienes cumplan y rindan en una tarea beneficiosas, seguro que tendrán un reconocimiento moral y material de  la institución que incluso puede traducirse más adelante en posiciones directivas y de esta manera acabar con el aventurerismo, con ese deseo precipitado de quienes apenas salido de la escuela de periodismo, sin ninguna experiencia gremial ni haber pateado las calles en busca de la verdad periodística, pretenden de una vez ascender a los puestos de dirección  para satisfacer figuración personal o partidista.  La institución no tiene ideología político partidista, sólo está animada por la  doctrina del buen periodismo, de ese a que se refiere Juan Pablo II cuando dice:  “La libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no sólo en relación con los hechos  y la información, sino también y especialmente con la naturaleza y destino de la persona humana respecto a la sociedad y el bienestar común”.

Quiero cerrar esta disertación con ese pensamiento de Juan Pablo II que acabo de citar, pero que también es parte, debería ser parte, de  nuestro breviario cotidiano antes de salir a la calle a cumplir la misión que nos hemos trazado con entera dedicación vocacional.

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