DISCURSO
PRONUNCIADO POR AMÉRICO FERNÁNDEZ EN LA MUNICIPALIDAD DE
SOLEDAD en 2008 PARA CONMEMORAR LA FECHA DEL 19
DE ABRIL DE 1810
Señoras y señores:
La Angostura del Orinoco no
la constituye sólo Ciudad Bolívar como es la creencia general, sino también Soledad. Tanto es así, que ambos puntos geográficos
que tienen como eje el Gran Río Padre el Orinoco, han sido postulados por el
Gobierno Nacional ante la
UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. De suerte que cuando se
hable de Angostura, y yo lo hago en este discurso, debemos entenderlo de esta
manera. Debemos entenderlo así puesto
que este acto solemne convocado por la Alcaldía y el Concejo del Municipio Independencia
es para conmemorar aquella ya lejana jornada cívica del 19 de Abril de 1810 que
puso a la Nación
en pie de guerra para luchar, como en efecto lucho cruentamente durante 11 años,
por la separación absoluta de las provincias de Venezuela del régimen colonial ibérico.
Guayana
era una de esas provincias y en su Capital Angostura transcurrieron hechos
similares a los ocurridos en Caracas el 19 de Abril de 1810. Allá el Ayuntamiento destituyó al Capitán
General hispano don Vicente Emparan y devolvió el poder a los representantes
del pueblo y en Angostura al mes siguiente, el Ayuntamiento destituyó al
Gobernador don Felipe Inciarte y devolvió el poder a los representantes del
pueblo guayanés.
Para
1810, Angostura era una ciudad con apenas siete calles y dos barrios. Calles
cortas paralelas al río y escasamente pobladas. Las más largas eran las hoy
Orinoco y Venezuela. Casas de piedra o mampostería, altas y agradables como
ésta cuya restauración la
Alcaldía inaugura hoy, casas empinadas frente a un río
impresionante en tiempo de aguas altas, surcado por curiaras, piraguas, goletas
y bergantines que alborotaban a los caimanes y toninas. Humboldt que había
estado diez años antes habla de seis mil habitantes y de unas nubes de
mosquitos que despegaban desde la
Laguna (El Porvenir) y de periódicas fiebres malignas que se
aplacaban con preparados de miel y extracto de quina de las Misiones del
Caroní. Habla también de Soledad donde
había un fortín, el San Rafael, en la parte alta de un cerro y varias casas y
hatos en la parte baja. Aquí en Soledad
pernotó el 10 de julio de 1800 una vez concluido su periplo por los principales
ríos de la provincia.
El
Fortín San Rafael había sido erigido frente al Fuerte San Gabriel y en torno a ese fortín surgieron las
primeras viviendas a partir de 1776. Más que viviendas eran chozas aisladas.
Las verdaderas fundaciones estaban en la Villa de El Pao y en el Hato de José Francisco
Hernández. Lo que era Soledad, Carapa y La Peñita estaban bajo la jurisdicción de la Villa de El Pao, provincia
de Nueva Barcelona, gobernada desde Cumaná (Nueva Andalucía), que al igual que
Guayana, era Gobernación subdelegada de la Intendencia General
de Caracas.
Soledad,
Carapa y La Peñita
eran tierras baldías, pastizales de ganado realengo que en 1786 pasaron a
propiedad de Marcos Hernández por venta protocolizada en Cumaná. Luego de su
muerte las heredaron sus hijas, quienes a través de Ana Josefa Hernández, la
vendieron en 1828 a
Clemencia Afanador de Núñez, esposa de José Gabriel Núñez.
El
Gobernador, todavía en el primer decenio del siglo XIX, era don Felipe Inciarte
y el Obispo de la Diócesis
que entonces se extendía hasta Cumaná y Margarita, era don José Bentura
Cabello. El capitán Andrés de al Rúa, que por cierto no se la llevaba bien con
el Gobernador, comandaba la guarnición de la plaza.
La
provincia de Guayana estaba integrada desde 1777 a la Gran Capitanía
General de Venezuela. Se iba a Caracas por vía fluvial y marítima y a Bogotá
por el Orinoco y el Meta. Las Misiones capuchinas gobernaban casi todos los
pueblos del interior. La población ganadera era realmente abundante y en el
sector agrícola se producía cacao, añil, tabaco, arroz, maíz, tubérculos y caña
de azúcar. Se explotaban algunos subproductos de la selva y la minería era
prácticamente inexistente.
La
vida de la ciudad era apacible en términos generales pero bulliciosos en el
puerto y pugnaz muchas veces a nivel político. Las autoridades se circunscribían a un Gobernador, un
Comandante de Armas y un Ayuntamiento que a excepción de lo militar tenía
incumbencia directa en la justicia, ornato, aseo, salubridad y policía. Dos
Alcaldes y siete Regidores, además de un Procurador y el Secretario integraban
ese cuerpo.
Los
cambios de autoridades municipales ocurrían al inicio de cada año,
específicamente el primero de Enero, y ese año de 1810, cuando las cosas no
andaban bien por la Madre
Patria, las elecciones internas del Ayuntamiento angostureño
favorecieron a José Fernández de Heres y Juan Crisóstomo Roscio, como primer y
segundo Alcaldes respectivamente.
El
19 de Abril de 1810 repercutió tardíamente en Guayana y no fue sino en mayo
cuando Manuel Moreno, delegado de la Junta Suprema de Caracas, informó sobre los
sucesos y pidió que Guayana secundara a Caracas.
El
Ayuntamiento angostureño que pasó de inmediato a considerar el asunto se vio
favorecido por una serie de circunstancias, entre ellas, el descontento que
existía por la administración anquilosada del Gobernador don Felipe Inciarte.
Se
eligió una Junta provincial integrada por el doctor Nicolás Martínez, Carlos
Godoy, José Maya, Andrés de la Rúa,
Manuel Moreno, Francisco Luís de Vergara, Francisco Rávago, el abogado Félix
Farrera, Matías Farrera y Juan Vicente Cardozo. El gobernador Felipe Inciarte y
el Comandante de la
Guarnición Andrés de la Rúa renunciaron y la Junta designó al doctor
Félix Farrera, Intendente de la
Provincia y al Capitán Matías Farrera, su hermano, como jefe
de la guarnición.
A
los 23 días, justo el primero de junio, llegaron noticias de España a
conocimiento del Obispo de la
Diócesis, José Bentura Cabello, según las cuales se había
instalado el Consejo de Regencia en Cádiz en sustitución de la Junta Central que
había sido dispersada y disuelta debido al empuje de las fuerzas francesas. En
consecuencia las provincias debían mantenerse fieles al Consejo y no a la Junta Suprema de Caracas.
No todos los miembros del Ayuntamiento estuvieron de acuerdo, pero sí la
mayoría, especialmente el sector militar, por lo que la Junta provisional terminó
disolviéndose para dar nuevamente lugar a las autoridades designadas en las
elecciones de enero.
No
obstante, quienes eran partidarios de secundar a la Junta Suprema de
Caracas, entre ellos, Juan Crisóstomo Roscio, Agustín Contasti, y sus hijos
Agustín, Ramón y Orocio, Eusebio Afanador, José Tomás Machado, José Vicente
Cardozo, Manuel Moreno, Maneiro y Yánez continuaron trabajando junto con el
licenciado Ramón García Cádiz, recién llegado de Caracas como Asesor de
Gobernador y Auditor de Guerra. El trabajo político de este grupo fue
considerado de inconveniente y peligroso para la estabilidad de las autoridades
españolas, por lo que se dispuso reducirlo a prisión, desterrando a los
cabecillas.
El
capitán José Tomás Machado, cuyo nombre lleva el Comando de la Armada del Orinoco,
escribiría más tarde refiriéndose al hecho, que él junto con quienes dirigían
el movimiento de adhesión a la
Junta Suprema de Caracas, fue reducido a los más inmundos
calabozos y cargado con grillos y cadenas por el Brigadier Gobernador Matías
Farreras. De todos los comprometidos, sólo pudieron escapar de la detención el
angostureño Juan Vicente Cardozo y los margariteños radicado en Angostura
Manuel Maneiro y Manuel Moreno, este último deudo de Joaquín Moreno de Mendoza,
fundador de la ciudad.
Juan
Crisóstomo Roscio, enviado a la prisión de Puerto Cabello, fue fusilado el 24 de
junio de 1813; el caraqueño Ramón García Cádiz, radicado desde entonces en
Angostura se fugó de la prisión. Igualmente el angostureño José Tomás Machado.
El
Ejecutivo Federal y el Congreso reaccionaron ante lo sucedido en Guayana y
decretaron una expedición desde Caracas, Barinas y Cumaná para recuperar la
provincia, al mando del coronel
Francisco González Moreno y Francisco Javier de Sola, ambos españoles al
servicio de la
República. En esta
expedición estaba inscrito Manuel Piar, en calidad de subteniente.
Se
dieron dos batallas, una en el caño Macareo y otra en Sorondo, antes de invadir
a la capital desde Soledad y las bocas del Cari el 26 de marzo de 1812. Dice Francisco Javier Yánez en su historia de
la Provincia
de Cumaná, que “El general Moreno se
presento el 26 al frente de la
Cuidad de Angostura con fuerzas muy superiores, y cuando se debía
cantar la victoria, se dispersa su ejercito en términos que los invadidos
hicieron más de 500 prisioneros, los cuales se remitieron a Puerto Rico y otros
puntos, siendo constante que ninguno de ellos volvió a respirar el aire libre
que la naturaleza concede a todos los vivientes sino los que prestaren homenaje
a la tiranía, o pudieron escaparse de las garras de los opresores. Se quiso
después hacer valer en esta empresa el sacudimiento o temblor de tierra de
tierra que se experimentó en el mismo día; mas si algo pudo influir en ella, debió
ser contra los invadidos, jamás contra los que atacaban con fuerzas superiores
y tenían en sus manos el triunfo. Los jefes Moreno y de Sola fueron puestos en
juicio por orden del generalísimo Miranda, y es sabido que su resultado hubiera
sido bien desfavorable, principalmente a de Sola, convencido de traidor, cuyo
concepto se ha confirmado después por su conducta, pues los españoles no solo
le perdonaron, sino que le premiaron como fiel servidor de su Rey”.
La
provincia de Guayana se mantuvo a partir de allí fiel a la Corona hasta 1817 cuando
tras la batalla de San Félix y posterior Sitios de Angostura y los Castillos de
Guayana, quedaron arriadas para siempre los pendones de Castilla. Angostura se
convirtió entonces en asiento de los Poderes Supremos del tercer período de la República.
Soledad pasó a tener entonces un Comandante Político y
Militar que a la sazón fue el Teniente coronel Francisco Javier Suárez de Añez,
que seguramente tenía como residencia y despacho el mejor inmueble de Soledad,
esta noble Casa de Balcón cuya recuperación la Alcaldía inaugura en esta
fresca y soleada mañana de Abril.
El
19 de Abril y el 5 de julio de 1818 se celebraron solemnemente por primera vez
en Angostura estas efemérides complementarias, que marcan el inicio de la lucha
por la Independencia
de Venezuela. Como el Correo del
Orinoco, hebdomadario de los patriotas no comenzó su circulación sino el 27 de
junio de ese año 1818, no reseña los actos del 19 de abril pero si la del 5 de
julio que por cierto cayó un día domingo.
Dice el Correo del Orinoco que “el domingo 5 se celebró en esta capital
con las solemnidades acostumbradas las Fiestas del Aniversario de la Declaración absoluta y
proclamación de la República de
Venezuela. Una salva de artillería
anunció al amanecer este glorioso día.
Todas las autoridades civiles y militares asistieron en gran ceremonia a
la Catedral
a dar gracias al Autor Supremo de la libertad humana por habernos concedidos
recobrar el don más precioso de sus manos.
Toda la guarnición se puso sobre las armas, el fuerte y los buques del
puerto tremolaron el pabellón de gala, y durante el Te Deum hicieron una salva
de cien cañonazos, la plaza y la marina.
Por la noche iluminación, baile y regocijos públicos.
Al
año siguiente, el 15 de febrero de 1819, al inaugurarse las sesiones del
Segundo Congreso General de Venezuela llamado “Congreso de Angostura”, entre
los diputados representantes de la provincia de Cumaná, estaba el General en
jefe Santiago Mariño, quien fijó su residencia en Soledad, pero sólo asistió a
la sesiones hasta el 12 de marzo cuando el Libertador lo nombró Jefe del
Ejército del Oriente y partió con su Estado Mayor hacia la Villa de El Pao, a 9 kilómetros al norte
de Soledad. Allí estableció su Cuartel
General y aceleró la reunión de las Divisiones a su mando, entre ellas, la de
Bermúdez que se hallaba en Maturín y la de Zaraza, ambas como parte del
Ejército de oriente en los llanos.
En
julio del mismo año 1819, Mariño y volvió a establecerse en Soledad atendiendo
al llamado del Congreso de Angostura para que se incorporara a las
sesiones. Entonces fue reemplazado por
el General José Francisco Bermúdez en el mando del ejército de oriente.
En 1820, Soledad celebró por primera vez el 19 de
Abril de 1810. Entonces el Comandante
Político y Militar de Soledad, Francisco Javier Suárez de Añez realizó una
fiesta de tres días con juegos de toros, máscaras y representaciones teatrales.
El Correo del
Orinoco reseña la efeméride así: “Por la décima vez hemos vuelto a ver la
aurora de este bello día. ¡Oh! ¡Cuántos dulces recuerdos, cuan consolantes y
satisfactorias imágenes ha traído a nuestra memoria! El pueblo celebró con gran
regocijo y fiestas el aniversario de su emancipación: mas cada uno encontraba
mayor placer en considerar el cúmulo de
virtudes que fue necesario para reclamarla, y la heroicidad, que la ha
conservado. Padecíamos, padecieron nuestros padres; pero más venturoso, o más
osados que ellos, nos atrevimos a llamarlos libres; y la nave del Estado,
navegando de continuo en un mar desconocido y tempestuoso, y siempre asaltada,
siempre amenazada de nuevos escollos, entrevé y tal vez empieza a gustar el
tiempo sereno, que ha de reparar las pérdidas. Millares de Roboanes han reagravado sobre nosotros el yugo que
soportaron nuestros padres, y en vez de azotes, usan y nos aplican escorpiones.
Ha diez años que resistimos el mal; diez años en que solo hemos deseado las
lluvias del cielo para quitar de nuestra vista la sangre que ha cubierto a nuestros
campos. Pero nuestros campos dan muestra de nuestro valor; y cultivado por
brazos ya no uncidos, van a ser más feraces. Nuestro Palinuro, que habrá salvado
la nave, hará la dicha de los navegantes; y nuestra constancia será el fanal de
otros afligidos”.
Bolívar
que se había despedido definitivamente de Angostura el 24 de diciembre de 1819
tras la ejecución de la Carta Fundamental
que creaba la República de Colombia, se hallaba en su Cuartel General de San
Cristóbal y ese mismo día del 19 de abril de 1820 se dirigió al Ejército
Libertador en los siguientes términos para recodar la fecha: “¡Diez años de
libertad se solemnizan este día ¡Diez años consagrados a los combates, a los
sacrificios heroicos, a una muerte gloriosa…! Pero diez años que han librado el
oprobio, del infortunio, de las cadenas, la mitad del Universo. ¡Soldados! El
género humano gemía por la ruina de su más bella porción: era esclava y ya es
libre. El mundo desconocía al Pueblo Americano, vosotros lo habéis sacado del
silencio, del olvido, de la muerte, de la nada. Cuando antes era el ludibrio de
los Tiranos; lo habéis hecho admirar por vuestras virtudes; lo habéis hecho
respetar por vuestras hazañas, y lo habéis consagrado a la inmortalidad por
vuestra gloria. ¡Soldados! El diez y nueve de abril nació Colombia: desde
entonces contáis diez años de Vida”.
Soledad, como parte de
la Angostura
del Orinoco, ha estado ligada al proceso independentista iniciado hace 189 años
y es lógico que lo celebre el día de la municipalidad que es precisamente el 19
de Abril. Ayer con lances de toro y
teatro de calle y hoy con la inauguración de obras de interés social, como ésta
que engalana la Calle Boyacá,
inmueble antiguo amasado con la piedra y el barro de un tiempo en que el gran
río señalaba el camino de la
Libertad y que pervivió aunque con lesiones infligidas por los
elementos ambientales de la naturaleza y el hombre, pero que la técnica de la
arquitectura moderna ha podido superar para que continúe siendo útil y
mejorando la calidad urbana del centro donde pocas o ninguna casa existe de
este porte y linaje señorial. En este inmueble
de dos plantas y múltiples ventanas, donde sobresale un largo balcón de tres
entradas, orientadas más a las bondades refrescante de la brisa costanera y del
llano, que a la ardiente luminosidad del
trópico, vivieron posiblemente prohombres de la República como el
Comandante político y militar Francisco Javier Suárez de Añes y el General en
Jefe de los Ejércitos de Oriente, don Santiago Mariño y su Estado Mayor, lo
mismo que distinguidas familias como los Donatti de origen italiano y los Vallée
de origen corso, pues el florecimiento de la Angostura hasta mediados
del siglo pasado se le debe a las colonias europeas como la italiana, la corsa
y la alemana de Hamburgo que aquí se establecieron con verdadero espíritu de
empresa, aliados con los negocios y la fuerza de trabajo del criollo
provincial, para continuar por la vía socio económica el proceso emancipador
iniciado el 19 de abril de 1810.
Soledad: 19 de abril de 2008
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