DISCURSO PRONUNCIADO POR AMERICO
FERNÁNDEZ CON MOTIVO DEL ACTO ACADÉMICO DE GRADUACIÓN DE 185 NUEVOS
PROFESIONALES EN DISTINTAS CARRERAS CURSADAS EN LA UNIVERSIDAD GRAN
MARISCAL DE AYACUHO, EL 12 DE MARZO DE 2010 EN EL SALÓN ANGOSTURA DEL HOTEL LAJA REAL
Señores y Señoras:
Una distinción honrosa que agradezco
significa para mí esta invitación del Consejo directivo del Núcleo de la Universidad Gran
Mariscal de Ayacucho, para disertar, como lo hago ahora, sobre un personaje de
relevancia en la vida universitaria bolivarense, cuya sabiduría, firme voluntad
y capacidad de servicio a favor del hombre y la cultura, sirva de orientación y
guía a los 185 nuevos profesionales que en distintas carreras concluyen hoy sus
estudios en esta Universidad que ostenta el título de Antonio José de Sucre, uno
de nuestros libertadores, quizás el de mayor inteligencia, capacidad militar,
disciplina y sensibilidad humana.
Se
nos ocurre como paradigma el nombre y la esencia de Ramón Isidro Montes, humanista, mecenas de la juventud y modelador del
talento bolivarense. Poeta además, educador, magistrado y político
nacido en Angostura el 5 de septiembre de 1826, año en que el Congreso de
Colombia aprobó en Bogotá una Ley para
promover la fundación de los Colegios Nacionales, favorable a la capital de la
provincia de Guayana, pero que no cristalizó sino cunado ya Venezuela se había
separado de la Gran Colombia. Ramón Isidro Montes tuvo mucho que ver con
ese Colegio no sólo porque realizó allí sus primeros estudios sino porque llegó
a ser su rector en dos ocasiones y echó las bases para los estudios superiores.
Ramón Isidro Montes perteneció integralmente al siglo diecinueve, el
siglo de los avatares republicanos y de los hombres de la nacionalidad. Su abuelo, Juan Montes, fue uno de esos
hombres de la nacionalidad. Coetáneo,
paisano y amigo del Libertador, lo acompañó fielmente en todas sus empresas
emancipadoras, desde 1810 cuando Caracas despertó de su letargo colonialista
hasta que tomada Angostura por los patriotas
se radicó en ella hasta ser sepultado en 1870 con el grado de General de
División.
En tierra
orinoquense nacieron todos sus hijos, entre ellos, Juan Montes Salas, fundador
en 1830 de la primera botica que tuvo la ciudad de Angostura, la Botica Bolivariana. Casado
con María de las Nieves Cornieles, hija de José Luis Cornieles y María Josefa Vélez, propietaria de la casa de San Isidro donde
vivió el Libertador y del inmueble de la calle La Muralla en la que fue editado el Correo del Orinoco.
Juan Montes Salas enviudó
y se caso en segunda nupcias. Tuvo
varios hijos. Tres de ellos siguieron la
carrera universitaria: Andrés Jesús y Juan, quienes se doctoraron en Farmacia siguiendo la
orientación vocacional de su padre, y Ramón Isidro, graduado primero de
Teniente de Ingenieros en la
Academia de Matemáticas fundada por Juan Manuel Cajigal
y Licenciado en Ciencias Políticas un
año después, 1848, en la
Universidad Central de Venezuela.
Ramón Isidro Montes destacó como estudiante,
tanto en el Colegio Nacional de Guayana donde ingresó en 1840 entre los
primeros matriculados bajo la rectoría de Andrés Eusebio Level, como en Caracas
donde realizó estudios de educación superior.
En 1846, antes de graduarse, ya ejercía funciones docentes en la especialidad
de matemática y latinidad, y escribía en los medios impresos de la
capital. Ese mismo año, junto con otros
hombres de letras participó en el homenaje tributado a Andrés Bello en el
aniversario de su natalicio. Su vocación
de humanista era evidente y quedó demostrado cuando abandonó las ciencias
áridas para seguir la carrera de ciencias políticas.
Con el diploma de
licenciado en sus manos dejó el frío
valle del Ávila, lar de su gran ascendiente, y
regresó a Ciudad Bolívar para ocupar la máxima autoridad del Colegio donde había aprendido gramática y
latinidad. Eso ocurrió en 1849,
favorecido por la corriente de los Monagas en el Poder, muy bien representada
en Guayana por Emeterio Emazábel, José
Tomás Machado, José Miguel Lagrave y Biviano Vidal, quienes gobernaron la
provincia durante ese tiempo.
El flamante
licenciado Ramón Isidro Montes Cornieles retornó a su patria chica, Ciudad Bolívar en 1849, un año antes de la
primera promoción de bachilleres. De manera que bajo su rectorado en 1850 se
graduaron de bachiller en filosofía los estudiantes: Francisco Díaz, Enrique
Volastero, Luis Alcalá, José Gabriel Alcalá, José Afanador, Juan Martín Montes
y Julián García. También bajo su
rectorado se registró en 1852 la segunda promoción integrada por Eugenio María
León, Antonio José Soublette, Carlos Salom, Luciano Zuera y Esteban Jesús
Montes.
El lapso de su
rectorado duró hasta 1854, en el curso del cual creó la cátedra de Literatura,
fundó la escuela primaria nocturna para obreros y artesanos y amparado por el
decreto legislativo del 26 de marzo de 1852, promulgado por el Presidente José
Gregorio Monagas, estableció las cátedras de Derecho, dictada por él y de
Medicina, sostenida gratuitamente por
Luis Plassard, médico francés recién llegado de la colonia Tovar, quien se casó
en Angostura y vivió en ella hasta su muerte en 1890.
Dada la situación
política conflictiva por el retorno de José Tadeo Monagas a la Presidencia de la República, al cual
fueron opuestos los conservadores, Ramón Isidro Montes decidió regresar a
Caracas entusiasmado por el educador e ingeniero Manuel María Urbaneja,
profesor y director de la
Academia de Matemáticas,
para fundar un Colegio privado, al cual le pusieron el nombre de “Santo
Tomás” y le anexaron una escuela nocturna para artesanos, similar a la de Ciudad
Bolívar.
Con el fin de seguir
en el poder, José Tadeo Monagas hizo que el Congreso revisara la Constitución de 1830
y promulgara la de 1857 que permitía su reelección y extendía a 6 años el período
presidencial. Los conservadores hicieron
causa común con los liberales, propiciaron en marzo de 1858 su derrocamiento
con la insurrección de Julián Castro, gobernador de Carabobo. Guayana siguió el movimiento y fueron
defenestrados los deudos del Presidente Monagas que ejercían cargos en la
capital. El gobierno de facto convocó a
la llamada Convención Nacional de Valencia (julio-diciembre de 1858) y
concurrieron como representantes por Guayana el Pbro. Carlos Machado y el Lcdo.
Ramón Isidro Montes, quien al año siguiente fue nombrado profesor del Colegio Nacional
de Carabobo, permaneciendo allí en
ejercicio de la docencia hasta el triunfo de la Guerra Federal (1863) cuando decidió volver a Ciudad
Bolívar.
La Asamblea
de diputados que declaró la Provincia de Guayana
Estado Soberano Federal, designó a Pedro Cova,
doctor Francisco Padrón, Lcdo. Ramón Isidro Montes, Hilarión Gambús y
Elías Calderón como representantes a la Asamblea Nacional
Constituyente de la
Federación, pero el 24 de diciembre cuando se instaló, no
fueron admitidos y en la sesión del 29 la Asamblea Constituyente
declaró nulas las elecciones de Guayana dando lugar a una situación política
conflictiva. Se trataba en el fondo una
retaliación política porque Guayana bajo el mandato de Juan Bautista Dalla
Costa no se plegó a la Guerra Federal
sino que asumió una posición neutral, lo que le valió una estabilidad propicia
para su desarrollo social y económico.
No pudiendo
representar a Guayana en la Asamblea Constituyente, Ramón Isidro Montes
regresó a Ciudad Bolívar y la Asamblea Legislativa lo eligió junto con José Miguel Núñez, en el cargo de Designado para sustituir
eventualmente al Presidente del Estado, general José María Frontado.
En las elecciones de
1866 para Congreso de la
República, junto con el canónigo Leandro Aristeguieta, el Lcdo.
R. I. Montes fue electo senador por Guayana.
Estuvo un año y luego vino a
asumir la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, cargo que desempeñaba
desde 1863 y que ejerció durante ocho
años (1863-1871), al cabo de los cuales fundó una Escuela Hogar.
Debemos resaltar que
en 1867, Juan Bautista Dalla Costa Soublette, entonces presidente del Estado,
había nombrado una Junta que se ocuparía de arbitrar fondos dirigidos a honrar
la memoria del Padre de la
Patria, erigiéndole una estatua de bronce y para la cual R. I
Montes colaboró con 40 pesos. La
estatua, pedestre, la primera erigida al Libertador en Venezuela, es similar a
la de Bogotá. Fue inaugurada el 28 de
octubre de 1869 y tocó a R. I. Montes pronunciar el discurso de orden en la que
era entonces la Plaza
Mayor de Angostura.
Para los años
setenta la calle Libertad era de piedra con una canal en el centro por donde
corrían hasta el río las aguas de lluvia y sobre un terreno accidentado casi
haciendo esquina con la calle Amor Patrio, los Montes tenían su casa de dos
niveles y ventanales tipo andaluz hacia
la calle. Allí había nacido su primer
hijo Ramón Isidro Montes Calderón, a cuya graduación como bachiller en filosofía
asistió el 12 de septiembre de 1872.
Entonces era Rector del Colegio el sacerdote doctor Luís María Luzardo,
ascendiente del actual Arzobispo de la ciudad.
Ramón Isidro Montes,
quien era casado con Clarisa Calderón, vivía en la parte alta con la
familia y en el nivel inferior instaló
un Internado para estudiantes venidos del interior de Guayana y de otros
estados, como en el caso de Félix Rafael Páez, cuyo nombre ostenta el Hospital
Universitario de la ciudad, y Juan Manuel García Parra. Ambos salieron del Internado directo para el
Colegio Nacional, donde se graduaron de bachiller y siguieron allí la carrera
de medicina. Este Manuel García Parra
era hermano del músico Luis García Parra, padre del Maestro Jesús Soto.
Los internos se
integraban de tal manera a la familia que se sentían obligados a tomar parte en
la actividad hogareña. No había
distinciones entre ellos y los hijos del matrimonio y a la hora de la comida se
sentaban a la mesa del Rector, quien
junto con su esposa vigilaba y orientaba sus modales. En la Escuela Hogar el
doctor Montes organizaba frecuentemente veladas literario - musicales y se iba
los sábados bien temprano de excursión con los internos para prácticas de equitación, natación,
conocimiento de la topografía de la ciudad y realizar observaciones sobre la
flora y fauna del entorno capitalino.
A esta altura, tanto
el Gobierno Nacional como el Regional comenzaron a reconocer la obra pedagógica
de Ramón Isidro Montes concediéndole en 1875 una Medalla de Oro la Asamblea Legislativa más el Busto del Libertador y la Medalla de Instrucción el
Gobierno Nacional. Siguiendo el curso de
los homenajes se colocó un retrato suyo en el salón de actos académicos del
Colegio de Guayana y que hoy debería estar en todas las universidades del
Estado.
En 1876, el
Licenciado Ramón Isidro Montes fue llamado para asumir por segunda vez el
Rectorado del Colegio Nacional de Guayana en sustitución del Pbro. José María
Luzardo, quien llevaba cuatro años en el Rectorado luego de haber renunciado a
ser obispo de la Diócesis
de Mérida.
R. I. Montes
permaneció en el Rectorado durante nueve años, tiempo durante el cual reanudó
las carreras medias de medicina y ciencias políticas, creando además la de
agrimensores públicos y maestros de instrucción, gracias al decreto del 24 de
julio de 1880 dictado por el Presidente de la República Antonio
Guzmán Blanco que ascendía al Colegio Nacional de Guayana, primero, a instituto
de primer orden y un año después al rango de Primera Categoría.
Un acontecimiento
muy importante se registra en Ciudad Bolívar el 5 de marzo de 1883, es
inaugurado el Teatro Bolívar y tocó al Rector R. I. Montes, uno de sus
principales propulsores junto con el
doctor en farmacia José Félix Armas,
pronunciar el discurso alusivo. Entonces
dijo: “Señores, el edificio que
inauguramos no es sino el templo de la poesía y de la música. Así como es necesario erigir altares para
rendir en ellos el culto al Dios verdadero, tal como se impone a la razón
humana por medio de la revelación, así también es necesario erigir templos para
rendir culto a ese mismo dios en una de sus manifestaciones que es bien de lo
bello. No sólo de pan vive el
hombre. El sentimiento de lo bello es un
verdadero pasto espiritual, es pan del alma”.
Era el año del
primer centenario del natalicio del Libertador y en esa ocasión escribió este
soneto recitado por el alumno Pedro Belisario en el acto conmemorativo
realizado en el Colegio Federal el 24 de
julio: ¨ Pobre esclavo el mundo americano /
gime en silencio al peso de sus penas / doradas por escarnio las cadenas
/ que humedecen sus lágrimas en vano / Allá de España el León se irgue ufano / señoreando el poder de sus almenas /
ve sus sangrientas garras de oro llenas / Y ríe la codicia del tirano / América
infeliz ruega al Potente / contra el déspota cruel sus rayos vibre / la suerte
cambie en que gimiendo yace / Al cielo va la súplica ferviente / Y dijo Dios:
“América libre”/ Los reyes tiemblan y Bolívar nace ¨
Su hijo José Félix Montes, quien siguió su camino de abogado, profesor
universitario, político y escritor, recopiló los escritos de su padre en el
volumen ¨ Ensayos poéticos y literarios
¨ con prólogo de Julio Calcaño, quien había sido su alumno.
Como pedagogo, Ramón Isidro Montes, escribió Gramática Castellana, autorizada por la Academia de la Lengua y Tratado de Aritmética Razonada, adoptada por
planteles de educación fuera y dentro del país.
Asimismo, Compendio de Métrica en colaboración con el Prof. Simón
Camejo.
Cultivó la historia
novelada, de lo cual es buen ejemplo su libro “Boves, leyenda venezolana” y
escribió poesía desde la edad de 19 años, poesía representativa del
romanticismo iniciado en Venezuela con José Antonio Maitín y Abigail Lozano.
El 17 de marzo de 1896, los senadores del Estado Bolívar, respaldados por
los de Carabobo y otros estados, presentaron a la cámara un proyecto de decreto
elevando al rango formal de Universidad al Colegio de Primera Categoría de
Ciudad Bolívar y tuvo aceptación favorable en la sesión de ese día y en las del
20, 23 y 24 cuando fue aprobado y pasado
a la Cámara de
Diputados donde le dieron las tres discusiones reglamentarias antes de ser
definitivamente sancionado.
La Universidad de Guayana quedó creada por ley
del Congreso de la República
del 16 de abril de 1896 que promulgó el Presidente de la República, Joaquín
Crespo y refrendó el Ministro de Instrucción Pública, médico y profesor universitario, Federico R.
Chirinos, el 5 de mayo de ese año. Para
entonces era Rector del Colegio, el doctor José María Emazábel. El Licenciado
Ramón Isidro Montes se había separado del rectorado en 1885 por quebrantos que
lo llevaron a la muerte el 10 de junio
de 1889. No se cumplió su desiderátum de
ver al Colegio convertido formal y legalmente en una Universidad. Pero está bien que así haya sido porque su
decepción en vida habría roto todos los moldes de su temple, dado que la Universidad de Guayana
como tal, apenas permaneció cinco años, al cabo de los cuales el autócrata Cipriano
Castro la liquidó de un sólo plumazo porque su gobierno requería el presupuesto
de su sostenimiento como el de otros establecimientos superiores del país, para
alimentar los ingentes gastos de la guerra, no contra países invasores, sino
contra los venezolanos que lo ad -versaban colmados de indignación por su
estilo de gobernar en perjuicio de los más sagrados derechos y libertades ciudadanas.
Hubo de
transcurrir más de ochenta años para que
la ciudad retornara a los fueros universitarios. Hoy podríamos decir, gracias a la democracia
instaurada a partir de 1958, que Guayana toda respira plenamente el oxígeno de
la educación del tercer y cuarto nivel y Ciudad Bolívar, particularmente,
estudia en universidades públicas y privadas como esta de ustedes enaltecida
con el nombre del Gran Mariscal de Ayacucho y que despide regocijada una de sus
promociones múltiples más numerosas.
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