DISCURSO
PRONUNCIADO POR AMERICO FERNANDEZ EL MIÉRCOLES 8 DE ENERO DE 2012 CON MOTIVO DE LOS 70 AÑOS DEL ROTARY
CLUB DE CIUDAD BOLÍVAR
Amigos
rotarios:
Es
sumamente placentero estar con ustedes
en la ocasión de los 70 años del Rotary Club de Ciudad Bolívar. He estado otras veces, muy particularmente cuando celebraron los 65 años
bajo la presidencia del doctor Francisco Javier Zurita y me otorgaron el
Premio Herman Meinhard 2007. Hoy estoy de nuevo atendiendo a su muy gentil
invitación a través de la rotario socióloga
Yolanda Infante para que hable un poco en mi condición de Cronista, de cómo
era la ciudad en 1942 cuando nació la
institución rotaria, de cómo era esta ciudad, eterna capital de la provincia de
Guayana, histórica por singulares títulos, puerta de entrada a ese mundo que
deslumbró al caballero de la Reina Virgen y que el próximo mayo 22 cumplirá 248
años de su mudanza, vale decir, de su mudanza desde un poco más abajo de las
bocas del Caroní donde la fundó el
Capitán Antonio de Berrío con el nombre
de Santo Tomás de Guayana, el 21 de diciembre de 1595, a la angostura del
Orinoco donde definitivamente encontró una estabilidad antes vapuleada sin
cesar por corsarios y piratas de los
países enemigos de España. Aquí creció y
se hizo grande esta ciudad donde el Rotary Club encontró su asiento en 1942, 15 años después
de haber llegado a
Venezuela
(1927), 37 luego 'de su fundación y a poco tiempo de haberse
decidido su internacionalización en el propio Chicago, donde fue creado en 1905
por un grupo de ciudadanos liderados por Paúl Harry
Pero
el Rotary Club en Venezuela "murió al nacer" porque no
obstante ser el general Eleazar López
Contreras uno de los socios, el benemérito
Juan Vicente Gómez desconfiaba de este club que para él tenía conforme a
lo que le habían chismeado sus esbirros,
características de una logia de la conspiración.
"Mejor -le hizo saber al general López Contreras- mejor sugiérele a
esa gente que se quede tranquila, pues ya
tenemos bastante con los revoltosos de la Universidad". Y el incipiente Rotary caraqueño desapareció y no revivió sino en 1936, tras la muerte del
Dictador.
Aquí
en Ciudad Bolívar se fundó el 21 de enero de 1942. A principios de ese mes el Concejo Municipal
se había constituido bajo la presidencia de Adrián Cordoliani, un personaje
formado con los empresarios alemanes de la Casa Blohm y que hizo carrera
política y administrativa dentro de los más sanos principios de la moral y
rectitud ciudadanas. El Presidente de la
República era Isaías Medina Angarita que el año anterior había estado en la
ciudad inaugurando en calidad de ministro el Puente sobre el Río Orocopiche. Presidente
del Estado Bolívar había
sido
nombrado el coronel Carlos Meyer, quien había iniciado el año anterior su labor
en Bolívar respaldado por un plan de obras nacionales que comprendía la
carretera Ciudad Bolívar−Upata, la carretera Upata−El Callao; el Puente sobre
el Yuruary; el Edificio del Resguardo que hoy sirve de Comando a la Armada; el
Acueducto de Ciudad Bolívar; el Sistema
de cloacas para la capital bolivarense;
cloacas para Upata, y Acueductos
para El Callao, Tumeremo y Upata.
También
le toco inaugurar la avenida Táchira y
el Estadio Heres, obras del gobernador anterior, Ovidio Pérez Agreda.
La inauguó el 24 de julio de 1942.
Día del Ejército, con una misa de campaña y entrega de 85 títulos de
propiedad de parcelas en la propia avenida, a los obreros que trabajaron en la
construcción de la obra.
Los
andinos conmovidos por el gesto bolivarense de ponerle el nombre del Estado
Táchira a su principal avenida, lo retribuyeron construyendo otra allá en San
Cristóbal con el nombre de Avenida Guayana.
El pueblo bolivarense estaba contento por la
Avenida a través de la cual podían llegar rápidamente al Aeropuerto para
abordar los aviones ACO de Aeropostal que cubría la ruta Ciudad Bolívar −
Maiquetía y ADA que viajaba al interior de Guayana. El Dr. Ovidio Pérez Agreda, quien había
sido Presidente del Estado Bolívar, era en ese momento Director de Aeropostal en
Caracas,
la cual había sido fundada en abril de
1930 por un Sindicato francés y comprada tres años luego por el Gobierno
Nacional. Ciudad Bolívar que para entonces seguía siendo un puerto fluvial
importante donde operaban dos flotas de vapores: la Compañía Venezolana de
Navegación y la Real Holandesa, contaba con 40 mil habitantes y carecía de un
buen hotel moderno El más aceptable era
el Hotel Bolívar funcionando en una casa
antigua desde 1900 que lo fundó en la
calle Orinoco, Guillermo Eugenio Monch Siegert.
Este Hotel pasó después a manos de José Méndez y finalmente a Ana de
Stevenson. En él los bolivarenses
conocieron el Bioscopio, el primer aparato de cine llegado a Ciudad
Bolívar. Se pasaron dos películas el
“Baile de la serpentinas” y la “Destrucción del vapor de guerra Maine”. El Maine era un acorazado norteamericano que
estalló en 1898 en el puerto de La Habana
y cuya explosión motivó a que los Estados Unidos declararan la guerra a España.
El
nombre del hotel como que no estaba registrado, pues por iniciativa del Rotary
Club se comenzó a gestar un movimiento para la construcción de lo que fue el
Gran Hotel Bolívar en el Paseo Orinoco, para lo cual se fundó una Compañía
Anónima. Las palabras inaugurales del
moderno Hotel inaugurado en 1950 estuvieron a cargo de don Natalio Valery, uno de los fundadores
del Rotary, quien en el curso de su discurso dijo:
“Ya
sabíamos nosotros que no sería tarea fácil la que
habíamos
de realizar. Teníamos que recordar aquella fracasada iniciativa que enhorabuena
tuviera el “Rotary Club de Ciudad Bolívar”, cuando en el año 1942, entre sus
varios proyectos progresistas, y humanitarios lanzara la magnífica idea de
construir un hotel en esta ciudad, a cuyos efectos todas las diligencias
necesarias fueron hechas en el sentido de la formación legal de una Compañía
Anónima a base de acciones que debían suscribir además de los rotarios nuestros
principales hombres de negocios y acaudalados de la región a quienes
presentamos los proyectos que para el caso pudieran ilustrar suficientemente a
cuanto se creía que podían y debían siquiera por agradecimiento y por amor al terruño demostrar su buena
voluntad y franca colaboración, más aun cuando en aquella oportunidad el Gobierno del Estado y la Municipalidad de
Heres estaban dispuestas a ceder gratuitamente el terreno necesario para la
construcción del Hotel (…)¡Pero señores, a pesar de todos esos innumerables
contratiempos se ha llegado a la meta!... La semilla sembrada por Rotary Club
germinó magníficamente en el surco que luego había de ahondar y abonar los
autores de la obra; y he aquí que hoy se inaugura solemnemente el moderno hotel
de Ciudad Bolívar bajo le denominación comercial y Jurídica de “Gran Hotel
Bolívar”, Sociedad Anónima.
En
1942, los primeros clubes de béisbol que estrenaron el Estadio Heres en la avenida Táchira fueron Progreso y
Angostura,
el 22 de agosto, un día antes de instalarse en la ciudad la VII Convención
Nacional del Magisterio, la cual deliberó hasta 30 de ese mes. Entonces el Director de Deportes del estado
era Enrique Torres Valencia, fundador y
director de Ecos del Orinoco, la primera
emisora fundada en la ciudad y donde el Ateneo presidido por la maestra Aita
Ramírez, tenía una sección literaria todos los sábados.
La
inauguración del Estadio contribuyó a imprimirle un mayor impulso al deporte, que sumado a los Cines, al Hipódromo y al
Circo Monedero, ampliaba el radio de sitios estables de recreación de la
ciudad.
En
el Circo Monedero torearon en 1942 matadores como Pepe Gallardo y también unos
cuantos novilleros locales como Paco Castillón, Flores Carreño, Morales,
Salicetti y Pedro Montes. La corrida del
27 de mayo mereció esta crónica versificada del poeta Gil Plaz:
“Con
el laudable fin de hacer dinero / para fines benéficos fue dada / una
despampanante becerrada / el domingo, en
el Circo Monedero / Con oreja de oro, de ternero, se dispuso sería recompensada
/ la faena mejor ejecutada / y aunque diestros no había, sobró torero / Y aún
cuando Paco Castillón y Flores / Resultaron valientes matadores / y Carreño y
Morales, dos Belmontes / y aunque comióse un toro Salicetti / y como si fuese
un
plato de spaghetti / correspondió la oreja a Pedro Montes”/.
Había
otro Circo de moda en la ocasión: el Blacamán Circus que realizaba temporada
tanto en Ciudad Bolívar como en la tierra del oro, El Callao. Blacamán era un fakir que terminó
casándose en la ciudad con Teresa Weis después de haber comido cabeza de
Sapoara, según el decir popular. Fijó su
residencia en la calle Libertad.
En Octubre de 1942 apareció el Diamante de
Barrabás, una piedra de 154 kárates con 45 puntos. El comerciante guayanés Gilberto Daly, fue
autorizado por Jaime Hudson, alias
“Barrabás”, Israel Jaime y Rafael Solano, mineros del hallazgo, para comerciar la piedra y
trasladarla de un lugar a otro con Guía del Ministerio de Minas expedida en
Santa Elena de Uairén por el Vigilante
de Minas, Carlos Rangel Cárdenas.
Barrabás,
protagonista principal del fabuloso hallazgo, viajo en avión desde Tumeremo a
Caracas el 29 de octubre acompañado del abogado Matías Carrasco y Gilberto Daly,
financiador de los mineros, para buscarle un buen destinatario a la gema que
sólo tenía para la fecha 12 paralelos o superiores en el mundo.
Barrabás,
junto con Israel Jaime, 22 años, hijo de una india y un negro a quien se
conocía como “Támbara” y Rafael Solano, 39 años, veterano de expediciones
mineras, se hallaba en el
Polanco,
a orillas del río Surukun, un sábado 10 de octubre, alrededor del mediodía,
cuando extranjeros la piedra de la tierra de un hoyo de 5 metros de
profundidad.
El
diamante de Barrabás estuvo en Miraflores y de allá salió bautizado con el
nombre “Diamante Libertador”, comprado más tarde por la Casa Harry Windston de
Nueva York que pagó por el mismo medio millón de bolívares. Fue fraccionado en tres y la mayor de 40
kilates, ya tallada, subastada en 185 mil dólares.
Un
mes después del Suceso Barrabás, específicamente el 18 de noviembre de 1942, se
procedió a la exhumación de los restos de los próceres de la Independencia,
General Tomás de Heres y Capitán José Tomás Machado, los cuales se hallaban
sepultados en la Catedral de Ciudad Bolívar.
Los
restos, una vez exhumados, fueron llevados al Palacio Episcopal hasta el
momento de ser trasladados al Panteón Nacional, en Caracas.
Actuaron
en la ceremonia de exhumación, el juez Francisco D´Enjoy Rávago; el Presidente
del Estado, coronel Carlos Meyer y los familiares de los próceres: Clara Rodil
de Machado, Gabriel Rodil de Ortiz, Rosalía Ortiz de Jara y Mercedes Rodil de
Astor, así como el Dean de la Catedral, Dámaso Cardozo.
Los
restos de ambos próceres fueron trasladados a Caracas el 24 de noviembre y el
Ejecutivo del Estado comisionó para su entrega al doctor José Gabriel Machado,
padre de la poeta Luz
Machado
y al Pbro. J. M. Guevara Carrera.
Todo
cuanto he narrado ocurrió en esta ciudad
1942, año del nacimiento del Rotary Club de Ciudad Bolívar por iniciativa de
César Mattei, Julio César Paván, José Gervasio Barceló Vidal, Natalio Valery Agostini, Herman Meinhard, Adán Blanco Ledezma, Paúl
Tomassi, Federico Max Ferrer, Carlos Vega, Julio del Río, Héctor Nowel, Lino
Bossio, Juan Alcalá, Teodoro
Valdivieso, José Ramón Santamaría,
Lamberto Cazadore y Luis Aldomar, incansables ciudadanos que le dieron lustre a
la ciudad desde sus respectivas profesiones, sirviendo tal como lo demanda la institución que aquí preside el rotario
Luis Enrique Mejías, sirviendo a la comunidad, fomentando la solidaridad y
siendo fieles a los principios de ética profesional y comercial
y, en general, sirviendo en función de la paz y el entendimiento universal.
Señores.
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