Disertación de Américo Fernández sobre el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, 15 de marzo de 2002, en el Teatro de CVG-Edelca de Pto. Ordaz
Es un placer amigos estar en este auditorio generoso
de Edelca para discurrir ante ustedes sobre el pensamiento y trayectoria de un
venezolano que se destacó como político y pedagogo al servicio entero de la
nación.
Es tradición muy arraigada
acordarnos de nosotros y de los otros en la fecha aniversario, especialmente de
los otros cuando se trata de personalidades de una calidad ejemplar como la del
doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien, no obstante su muerte ocurrida recientemente, apenas nueve años, hace
posible esta reunión de la comunidad del Instituto Nacional de Cooperación
Educativa para que hoy cuando se cumple el
aniversario centésimo de su natalicio, lo confirmemos imperecedero en la
memoria.
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No creo
que Prieto se haya atrevido a dudar de su existencia futura porque
como decía Iginio Tarchetti, un poeta y novelista lombardo del siglo
diecinueve, "los hombres verdaderamente grandes no pueden dudar de su
existencia futura, porque sienten en sí mismo
su propia inmortalidad" y él,
Prieto, sobrepasó la medida de lo ordinario en el campo de la pedagogía y en el
campo de la política. Bastaría con decir que
escribió cincuenta libros, un libro por cada dos años de su vida, puesto que vivió 91 años. Esto sin
considerar un centenar de discursos y conferencias publicados.
Los margariteños, por
naturaleza, son longevos y Prieto era margariteño. Nacido en la Asunción,
capital del Estado Nueva Esparta, el 14 de marzo de 1902, hace cien años, en
pleno Gobierno de Cipriano Castro e iniciándose la sangrienta Guerra Libertadora. Margarita tenía para entonces
27 escuelas primarias y dos Colegios
Nacionales en la Asunción, uno de los
cuales, el de varones que después se llamó
Escuela Graduada "Francisco Esteban Gómez” que funcionó durante mucho
tiempo en un abandonado convento de franciscanos que estuvo
funcionando hasta los años sesenta frente a la Plaza
Bolívar. Prieto no solamente cursó allí sus estudios sino que
fue Maestro No. 2 en 1924. Yo estudié cuarto grado en esa
Escuela con la maestra normalista Nuncia Villaroel,
quien nos contaba que Prieto vivía en uno de los cerros
que circundan el valle de La Asunción, llamado Copey y
bajaba todos los días en un burrito a repartir leche a
determinadas casas de familia. También cultivaba la tierra
con un entrañable amigo de su infancia llamado Plácido Fermín.
Prieto
estudió bachillerato en un Colegio Federal que luego
pasó a llamarse Liceo Francisco Antonio Risquez en honor a
ese sabio fundador de la medicina moderna en Venezuela
y cuyos restos se hallan en el Panteón Nacional. Entonces
los estudios de bachillerato tenían una duración de tres
años y se dividían en tres categorías: un curso general obligatorio, un curso de
castellano y latinidad y para terminar el
ciclo un curso de filosofía que le permitía al estudiante acceder a la
Universidad.
Prieto
se destacó como buen estudiante y conforme al método lancasteriano,
esa cualidad le valió para hacer sus primeros ensayos en el campo de la
docencia que ya en la Capital de la República
podía alternar con sus estudios universitarios.
En
Caracas tuvo su primea oportunidad como maestro en el Colegio Católico San
Pablo y luego como Profesor en las Escuelas Normales Gran
Colombia, Miguel Antonio Caro y en el Instituto Nacional
Pedagógico, creado por decreto ejecutivo el 30 de septiembre de 1936.
Estudió
derecho en la Universidad Central de Venezuela, pero
jamás quiso ejercer la profesión, prefirió dedicarse de lleno a
la docencia y por esa vía incursionó en política a través
de ORVE, u "Organización Venezolana", un movimiento
político postgomecista del año 36, uno de los embriones de lo que sería
después Acción Democrática.
En
ORVE, el Maestro Luis Beltrán Prieto junto con Miguel
Suniaga y Luis Barrios Cruz formaba el Consejo Técnico
de Educación con el aval de que juntos, tres años antes
de la muere de Gómez, habían fundado la "Sociedad de
Maestros de Educación Primaria", 15 de
enero de 1932. Esta organización fue el
punto de partida de todas las instituciones
gremiales del país y, por lo tanto, no pasó inadvertida
por la dictadura gomecista. Por ello, en 1935, cuando la organización
sindical cumplía su cuarto año de gestiones, el ministro de Educación Pública,
doctor Rafael González Rincones, prohibió a
los maestros formar parte de la organización. Era la típica orden
dictatorial, porque para el régimen gomecista toda reunión de más de dos
personas, era peligrosa.
Siendo
Presidente de la Sociedad de Maestros, Prieto fundó la Revista
Pedagógica, órgano de difusión de las ideas educativas modernas, que desde mediados del siglo diecinueve
venían aplicándose en casi todo el mundo. Esa revista
figuró como una de las mejores de América en las materias de su tratamiento
específico.
En ese tiempo publicó su
primer libro "La adolescencia: estudio psico-pedagógico" y al
año siguiente, 1935, se recibió de doctor en ciencias políticas en la
Universidad Central de Venezuela, con la tesis "La delincuencia
precoz"
Desde su sitial de consejero
técnico de ORVE, Luis Beltrán Prieto Figueroa
trabajó ardorosamente para transformar la Sociedad
de Maestros de Educación Primaria en una Federación organizada
regionalmente en los veinte estados y
territorios federales además del Distrito Federal. Una de las primeras
Asociaciones regionales que fundó fue la de
Nueva Esparta, presidida por el Padre Montaner. Ese mismo año fundó en
Margarita la Asociación de Escritores y Periodistas junto con Pablo Rojas
Guardia; falleció su madre Josefina de
Prieto Higuerey y también en accidente de tránsito en Caracas, su compañero de luchas gremiales el bachiller
Miguel Suniaga.
De suerte que en 1936,
después de la muerte de Gómez, fue designado por
segunda vez presidente del gremio magisterial, y como
tal convocó en junio del mismo año, la Primera Convención
Nacional del Magisterio, donde nació la Federación Venezolana de Maestros. Ese año la
Asamblea Legislativa eligió a Prieto junto
con Pablo Rojas Guardia, senador por el Estado Nueva Esparta para el
lapso 1936-1941.
En 1938, bajo la influencia del profesor
guayanés J. F. Reyes Baena, se produjo la
separación de los educadores de la enseñanza media, no obstante que
continuaron bajo la orientación y gestiones de la Federación, que era un núcleo
mayor que podía prestarle apoyo y luchar por
sus intereses, ya que los componentes de la docencia del ciclo secundario eran
numéricamente muy reducidos.
Orve que era apenas un movimie nto, resuelve
transformarse en partido político y surge el Partido Democrático Nacional que
no puede ser legalizado por agrupar a todas las fuerzas de
izquierda, muchos de sus integrantes tildadas
de comunistas de acuerdo al criterio político del Gobierno
y en virtud del artículo 32, inciso sexto de la Constitución
del 36 que daba al Presidente de la República potestad
de calificar a las personas o descalificarlas si consideraba que eran
comunistas, anarquistas o terroristas.
En
1937 López Contreras decreta la expulsión de los líderes
más connotados, entre ellos Rómulo Betancourt, quien
se enconcha para trabajar desde la clandestinidad. Una de
sus conchas durante dos días fue la residencia de Luis
Beltrán Prieto, situada de Tejar a San Martín. Allí tuvo oportunidad de escribir
alguno de los capítulos del libro que primitivamente había pensado en titular
"López Contreras y el imperialismo",
el cual más tarde revisado y corregido bautizó con el nombre de
"Venezuela, política y petróleo".
De
manera que el PDN existió, pero en la clandestinidad y para
poder participar en las elecciones de 1938 se legalizó con otro nombre, Partido Democrático
Venezolano, liderado por el General José Rafael
Gabaldón, Andrés Eloy Blanco, Juan
Pablo Pérez Alfonso y Luis Beltrán Prieto Figueroa. Este último con el
cargo de Director Jurídico.
El 11
de diciembre de 1938 se realizaron elecciones para
renovar la Municipalidad del Distrito Federal. Prieto se separó
de su curul en el Congreso y se postuló por la Parroquia
Santa Rosalía. Su victoria fue inobjetable y llegó a ser pronto Presidente de del
Concejo Municipal de Caracas.
En 1940
publica un libro que resultó prácticamente un best
seller "Apuntes de psicología para la educación secundaria
y normal", editado en México, Guatemala
y Caracas.
En abril de 1941 vence el
período presidencial del General Eleazar López
Contreras y el Congreso Nacional elige Presidente de la
República al General Isaías Medina Angarita, un hombre de
mentalidad democrática amplia que distinto a su antecesor
permite el surgimiento y libre juego de los partidos políticos. Se
disuelve el PDV para dar paso a un partido moderno
poli-clasista, tal Acción Democrático, fundado
por Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Gonzalo Barrios
y Luis Beltrán Prieto Figueroa.
El 18 de octubre de 1945 un golpe cívico militar interrumpe el hilo
constitucional y se establece una Junta Revolucionaria de Gobierno integrada
por Rómulo Betancourt en calidad de presidente, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios,
Luis Beltrán Prieto Figueroa, y Edmundo Fernández, por el sector civil. El sector militar estuvo representado por
Carlos Delgado Chalbaud y Mario Ricardo Vargas Cárdenas.
El
golpe queda justificado por sus autores que esgrimían,
con plena aceptación popular, la necesidad de ampliar
las bases democráticas y propiciar las condiciones para
que los gobernantes fueran electos por voluntad soberana
del pueblo. Así ocurrió y durante el trienio 19451948, se hicieron esfuerzos
importantes para universalizar la educación
y mejorar su calidad, a través de una nueva estructuración del sistema
educativo, en base a la tesis de la escuela unificada, animada por el doctor
Luis Beltrán Prieto Figueroa que se tradujo
en 1948 cuando era Ministro de Educación
del gobierno de Rómulo Gallegos, en una Ley Orgánica de Educación.
Se dictó el Estatuto
Orgánico de las Universidades, paso importante
para unificar en el país un subsistema de educación universitaria, al definir la educación universitaria como una en toda la nación, pero este esfuerzo
educacional no fructificó debido al golpe de estado del 48 que depuso al
Presidente Rómulo Gallegos e instauró una dictadura de diez años.
Tras el derrocamiento de
Gallegos, el doctor Luis Beltrán Prieto estuvo preso durante ocho meses en la
Cárcel Modelo, al cabo de los cuales fue
expulsado a Estados Unidos en julio
de 1949 como lo fueron casi todos los dirigentes importantes de Acción
Democrática y del Partido Comunista.
La dictadura de los 10 años
dividió el Magisterio entre los que eran sus
partidarios y la mayoría que le eran adversos. Muchos maestros al igual
que su líder Luis Beltrán Prieto, fueron a
la cárcel y al destierro mientras otros participaban en las
organizaciones clandestinas de combate antidictatorial
Prieto permaneció en el exilio hasta 1958 cuando fue derrocado el régimen del Presidente Marcos Pérez Jiménez y se restauró el sistema
democrático. El exilio le sirvió para
conocer y recorrer por invitación varios países de América, entre ellos
Bolivia, donde dictó una conferencia sobre "Carlos
Beltrán Morales, como propulsor de la pedagogía social en
América"; La Habana, donde dictó una conferencia titulada "De
una educación de castas a una educación de masas"; Honduras, donde
pronunció el discurso de inauguración de la Escuela Normal Superior Francisco Morazán y Costa Rica, donde fue designado
Profesor Honorario de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de ese
país.
La caída del régimen militar
trajo los encarcelados, perseguidos y
exiliados de nuevo a la quietud de sus hogares y al ejercicio de sus funciones magisteriales. En agosto de 1958, Prieto convocó la Convención Nacional del
Magisterio, la Décimo Quinta, porque desechó las convenciones que se
realizaron bajo la presión dictatorial y así la FVM continuó la numeración partiendo de la Convención Décimo
Cuarta reunida en Maturín.
Fue esa
una gran oportunidad para el reencuentro, para una nueva toma de conciencia de la unidad y destino del magisterio
encargado de forjar, como lo había hecho siempre, la doctrina de la escuela moderna basada en los principios que
inspiraron la Ley de Educación en 1948, cuya doctrina se reflejó en la Convención Décimo Tercera, reunida
en la ciudad de Mérida, que dio lugar a la Escuela Unificada, doctrina
permanente de la organización magisterial.
En las elecciones del 7 de diciembre de 1958 que llevó a Rómulo Betancourt a la
Presidencia de la República, Luis Beltrán
Prieto Figueroa fue electo por segunda vez, Senador por el Estado Nueva
Esparta, y llegó a ser Presidente del Congreso Nacional, desde 1962 hasta 1966.
Siendo
senador, introdujo el proyecto de ley que crea el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE), sancionado el 22 de agosto de 1959, sustentado
sobre la base de trabajadores,
empleados y estado, orientada su actividad en función del desarrollo
económico del país.
Tal
como lo concibió en su proyecto, el INCE se ha trasformado
en una realidad activa que desde 1959 a esta parte
ha venido ampliando su horizonte y afinando sus métodos
para proveer al país del recurso humano liviano, pero
calificado y apto para dinamizar los sectores de su estructura económica.
Desde
la Presidencia del Congreso continuó luchando a favor y
por la superación del gremio magisterial en aras de una
doctrina y filosofía nacional de la educación, que recogió en un
libro el profesor Eduardo Rivas Casado y donde se demuestra
que la filosofía educativa de Venezuela es el producto
de la organización magisterial unificada de nuestro país en
la antigua Federación Venezolana de Maestros. Porque
como siempre lo afirmaba el Maestro Prieto, los principios
educativos de Venezuela no han surgido en el Ministerio
de Educación, sino en la gestión magisterial que puso en
marcha el concepto de la Escuela Unificada y que en la Convención de Guayana, a
pesar de la caída del puente de la Llovizna, donde murieron
treinta y siete educadores miembros de la Convención,
aprobó la llamada Declaración de
Guayana que dio base para la redacción del Proyecto del Ley de Educación que Prieto
presentó al Senado en 1966 y lo repitió en
1969, proyecto que sólo fue aprobado en julio de 1980 y que es la Ley
Orgánica de Educación vigente.
En
1964, como Presidente de la Comisión Delegada del Congreso, le tocó recibir y pronunciar el discurso de bienvenida al Presidente de la República de
Francia Charles De Gaulle y al año siguiente, en calidad de Presidente
del Congreso, Prieto Figueroa viajó a Lima
para estar presente en la Asamblea de
los Parlamentarios Americanos y en la primera
plenaria pronunció un discurso que luego fue publicado bajo el título de "América nace a la conciencia de su responsabilidad". De Lima pasó a Buenos Aires para dictar una conferencia sobre el "Analfabetismo
en América" y a Chile para dictar una conferencia sobre "Doña
Bárbara", la novela de Rómulo
Gallegos. Esta misma conferencia la dictó en Montevideo.
En 1966, Prieto deja la Presidencia del Congreso Nacional
para competir dentro de su partido por la candidatura presidencial.
Virtualmente la ganó frente a la del doctor Gonzalo Barrios, pero el
desconocimiento de su triunfo provocó una
escisión, la tercera de Acción Democrática y la más grave, dando lugar
al Movimiento Electoral del Pueblo, constituido el 10 de diciembre de
1967
El MEP
lo postuló como candidato a la Presidencia de la República en las elecciones
del primero de diciembre de 1968 y obtuvo un
total de 719.461 votos, insuficiente para la primera magistratura a pesar de que tuvo su fuerte electoral en el
magisterio donde su figura tenía gran influencia.
El 30 de julio de 1981 falleció el poeta Fernando Paz Castillo y el doctor Luis Beltrán
Prieto Figueroa fue llamado a ocupar su sillón en la Academia Venezolana de la
Lengua correspondiente de la Real Española el 16 de noviembre de 1981.
Se incorporó el 8 de de marzo de 1984 en el sillón de la letra
K. Dos años después, las Universidades Central de Venezuela
y Simón Bolívar lo honraron con el título de Doctor Honoris
Causa. En esa ocasión el doctor Edmundo Chirinos, Rector
de la UCV, dijo en su discurso refiriéndose al homenajeado: "Al doctor José María
Vargas lo obligaron a renunciar, al Maestro
Gallegos lo derrocaron y a usted le cerraron el paso para que no llegara
a gobernar".
El partido político Movimiento Electoral del
Pueblo fue la última obra política de Prieto,
pero a medida que su presencia por
razones de edad se iba alejando, este partido fue perdiendo vitalidad en las masas. Pero Prieto
continuó vivo en el magisterio
aportando sus ideas, sólo que su obra más preciosa, la Federación Venezolana de Maestros, se fue dispersando, parcelando, bien por intereses
políticos o crematísticos.
Evidentemente que loa educadores han crecido
en número, pero la organización es ahora menos eficiente que en 1947, por ejemplo, cuando Prieto era Ministro de
Educación e inauguró la Escuela de
Vacaciones del Magisterio y puso las bases para el mejoramiento de los maestros no titulares y
elevación del nivel cultural de los graduados.
Prieto,
quien falleció en Caracas el 22 de abril de 1993, había
planteado antes la necesidad de la unidad del Magisterio
aduciendo con firmeza que lo requería la educación
venezolana, el destino de la cultura del país y el progreso
de las instituciones nacionales que de acuerdo con la
doctrina emanada de las luchas del Magisterio unido, figuran en las leyes de la
República.
La obra de contenido ético,
dedicado a los jóvenes, a la educación y a la
formación política, del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa es densa y extensa. Entre los libros más buscados están La Escuela nueva en Venezuela, El
Estado y la educación en América
Latina, El humanismo democrático y la
educación, El magisterio americano de Bolívar, Psicología y canalización del instinto de lucha, La Magia de los libros y "Joven, empínate", un libro
este último publicado en 1968 que
recoge en parte pero de manera coherente algunas de sus conferencias sobre la juventud, responsabilidad social, ideales y deberes, la fe en
si misma, trabajo y deporte y la generación
de carbón, a la que se decía
pertenecer porque estaba destinada a quemarse produciendo
calor para poner en marcha todo el anhelo de un pueblo
que aspirando a ser libre se encontró oprimido por un yugo secular de mandonería y
de prejuicios.
Ciertamente, Prieto
perteneció a la generación de carbón porque
se convirtió como la antracita, en llama viva, que impulsaba
a la gente joven hacia mejores derroteros. Experimentaba
plenitud frente a los jóvenes no sólo por su naturaleza
altruista sino porque formaba parte de su profesión,
de una profesión que durante cuarenta años lo mantuvo
frente a las aulas y porque, como lo afirmó en cierta ocasión, sentía que algo de
lo que los jóvenes piensan, de lo que ellos
sienten, de lo que ellos quieren, le transfería aliento vital.
Sostenía que la única manea
de sentirse maestro era representando los
intereses de la gente joven que se asiste. Además, es una manera de aprender también tanto el alumno como el maestro. Se enseña —decía Prieto-
manteniendo una actitud constante de
aprendizaje. En el fondo se trata de un problema de intercomunicación humana. Por eso podía afirmar que le
debía a la juventud la formulación de un conjunto de pensamientos crecidos a su vera para conducir sus inquietudes y para orientar su comportamiento.
Pero había algo que lo halagaba más y era el hecho de que
los jóvenes podían acudir a él, seguros de no encontrar
dobleces ni posiciones contradictorias porque siempre estaba en
actitud de decirles lo que sentía. Quería que los jóvenes fueran
hombre de manos limpias y de conciencia limpia y que los
maestros vibraran con las ideas de su tiempo y con las ideas de su pueblo.
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