sábado, 1 de noviembre de 2014

LEOPOLDO SUCRE FIGARELLA

DISCURSO PRONUNCIADO POR AMÉRICO FERNÁNDEZ EN EL COLEGIO DE INGENIEROS DE CIUDAD GUAYANA EL 17 DE OCTUBRE DE 2006 EN EL ACTO CONVOCADO PARA HONRAR LA MEMORIA DEL EXTINTO HOMBRE PÚBLICO    DE    GUAYANA    INGENIERO   LEOPOLDO   SUCRE   FIGARELLA

Estamos aquí, señoras y señores, para honrar la memoria del hombre que tenía una manera muy propia de sentir y hacer para satisfacer exigencias de la sociedad en cuyo seno se desenvolvía. Sujeto a esa conducta legítima, Leopoldo Sucre Figarella, procuró desde los mismos tiempos de su adolescencia,  ser ungido para estar donde se encuentran los recursos e instrumentos de la Democracia como forma de vida y de Gobierno.
Cualquier lugar de la compleja maquinaria de la administración pública es bueno para actuar cuando se tiene auténtica vocación de servicio y Leopoldo Sucre Figarella la tuvo indudablemente, y se formó y preparó académicamente en función de esa inclinación natural siguiendo la viva huella de sus antepasados donde descuellan gobernantes como Carlos de Sucre y guerreros como el Mariscal de Ayacucho, lejanos si  se quiere, pero los genes, semillas de la herencia, no admiten lejanías.
Debió, sin embargo, formarse, prepararse y ser líder como realmente lo fue desde sus tiempos de estudiante de segundo nivel  cuando lo eligieron Secretario General de la Federación de Estudiantes de Venezuela que venía operando como una Seccional en el Estado Bolívar desde 1938 por iniciativa de Arreaza Almenar, Antonio José Puppio y el poeta Alarico Gómez.  Este valor gremialista de su juventud le abrió  las puertas de la  Universidad de Caracas, donde sus compañeros reconocieron sus méritos y lo designaron primer representante de la Facultad de Ingeniería  en un Congreso Universitario y posteriormente delegado estudiantil ante el Consejo de la misma Universidad Central de Venezuela, donde, en 1948, se graduó de ingeniero civil  cuando prácticamente se interrumpía aquél experimento social y democrático de la Revolución de Octubre del 45 liderado por un hombre de la Generación del 28, Rómulo Betancourt y más luego desde la Primera Magistratura de la nación por el Maestro Rómulo Gallegos.  Apenas duró tres años este experimento, pues por enésima vez el zarpazo militar interrumpió el período constitucional.  .
Desde los aurorales tiempos de la Independencia, los Sucre han estado verticalmente identificados con los movimientos republicanos, democráticos y progresistas y aunque la prosapia del apellido ha sido respetado por los gobiernos cualquiera haya sido su signo, en 1952, Leopoldo Sucre Figarella  cayó en las garras de la Seguridad Nacional, organismo de represión política del régimen peezjimenista que lo internó  en la Cárcel Modelo de Pro- Patria, atestada de presos políticos.  Allí Leopoldo encontró a sus hermanos Kiko y Guillermo además de su paisano Antonio Lauro.  También a Manuel Adrianza, Antonio Estevez y los comunistas Guillermo García  Ponce y César Octavio Rojas, uno de los pocos llevados a los campos de concentración de Guasina y Sacupana y quien exclamó asombrado en cierta ocasión: Cómo iba imaginarse en medio de aquella oscuridad de terror carcelario, que aquél joven huraño y hermético llamado Leopoldo que conoció en la cárcel, que pasaba todo el día leyendo, llegaría a ser el hombre fuerte de Guayana. Lo que si entrevía entonces –me dijo- era el porvenir de Antonio Esteves y de Antonio Lauro como músicos y compositores, pues ambos formaron un orfeón  con presos políticos. El grupo polifónico comenzó por parodiar a “María Moñito”. Después le entraron de lleno a los sonidos protestatarios.
“Si Pedro Estrada muriera / todo el mundo se alegrara / por lo menos los espías / los cabellos se arrancaran ///  Con la alpargata / dale al cabrón / vuélvelo polvo / sin compasión/.
         El 24 de julio, fecha natalicia del  Libertador, la Junta de Gobierno, entonces presidida por el doctor Germán Suárez Flamerich después del asesinato emboscado de Carlos Delgado Chabaud, ofreció la Libertad a aquellos presos que se comprometieran bajo caución y ante la Sección respectiva de la Seguridad Nacional a no mezclarse en asuntos políticos, no ausentarse de la Ciudad  sin autorización previa y presentarse a control político una vez a la semana.  Fue así, por esa caución, que el 24 de julio de 1952 salió de la Cárcel Modelo de Pro- Patria un centenar de presos, entre ellos, Leopoldo que aunque consciente de estar policialmente vigilado, encontró siempre una fisura para trabajar en la clandestinidad a favor de su partido y de los movimientos empeñados por cualquier medio en restaurar el sistema democrático de gobierno, lo cual sucedió a partir del 23 de enero de 1958, cuando Leopoldo se integró de lleno y con mayor pasión a la lucha política que lo colocó en posiciones que le permitieron como profesional ejecutivo la realización de buena parte de la infraestructura en la cual se ha venido apoyando la actividad socio económica de la Venezuela de nuestros días.
         Había estado seis años prestando servicios como ingeniero en la Oficina de Rafael Vegas León que lo puso al frente de  la dirección y ejecución de los proyectos de control de inundaciones y riesgo de Barlovento en el Estado Miranda; autopista de El Valle, autopista Este-Oeste de Caracas, Avenida Libertador, entre otros.
         Había estado también desde 1956, dirigiendo su propia empresa  con una planta de 25 empleados entre técnicos y profesionales de la ingeniería y la arquitectura que le  permitió construir cincuenta edificios particulares, la urbanización Curimare, la Urbanización Terrazas del Club Hípico; autopista Norte-Sur en Caracas y la Avenida Intercomunal de El Valle así como otras obras urbanísticas de interés que sería largo enumerar.
Venía de ejercer la Secretaría de Finanzas del Comité Ejecutivo Nacional de su partido y la jefatura de la Fracción de Ingenieros cuando Rómulo Betancourt, primer presidente de la época democrática actual, lo nombró Gobernador del Estado Bolívar, el 24 de septiembre de 1960. Tomó posesión de la Gobernación a la edad de 34 años.  Era el segundo bolivarense nacido en Tumeremo después de Horacio Cabrera Sifontes  que llegaba a la primera magistratura regional.  En aquel antiguo y último pueblo misionero,  nació el primero de agosto de 1926, este descendiente de los primeros Sucre  que llegaron a Venezuela y se instalaron en la primogénita Cumaná, centro y capital de la Provincia de la Nueva Andalucía.
El fundador de la Familia Sucre en Venezuela fue don Carlos de Sucre y Pardo, hijo del Marqués de Preux, nacido en Flandes.  Llegó a la América como Gobernador de Santiago de Cuba y de aquí fue trasladado a Cartagena de Indias en 1723 y finalmente designado en  1729 Gobernador de Nueva Andalucía.  En 1731, el Rey Felipe V resolvió subordinar la Provincia de Guayana al Gobierno de Nueva Andalucía y tres años despues (1734); don Carlos de Sucre, se trasladó a Santo Tomás de la Guayana a tomar posesión de la provincia y aquí permaneció durante casi un año, tiempo durante el cual fortificó el antiguo Convento de San Francisco levantado por don Antonio de Berrío. Lo transformó en un Castillo y  residió en él.-  Carlos de Sucre gobernó Cumaná hasta  1740 que viajó a Madrid donde falleció en 1746.
En Nueva Andalucía dejó a su hijo Antonio de Sucre y Estrelles, quien echó raíces en Cumaná y tuvo varios hijos, entre ellos, Vicente de Sucre y Urbaneja, más tarde Comandante de los Nobles de Húsares, casado con doña Maria Manuela de Alcalá y tuvieron nueve hijos, casi todos mártires de la Guerra de Independencia, incluyendo al Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
Maria Manuela de Alcalá falleció en 1802 cuando su séptimo hijo Antonio José tenía apenas siete años. Entonces Vicente de Sucre decidió casarse por segunda vez y lo hizo con Narcisa Márquez de Alcalá, prima de su esposa muerta y con la que tuvo dos hijos, uno de ellos, Juan Manuel Sucre, quien se radicó en Angostura.
En efecto, Juan Manuel Sucre, hermano del Mariscal de Ayacucho, abandonó Cumaná en 1840 y se instaló en Angostura con toda su familia, vale decir, con su esposa Águeda Moor, con quien se casó en Cariaco el 4 de julio de 1837 y su hijo Leopoldo Sucre Moor, de tres años, nacido en Cumaná y quien después se destacó como excelente pianista. Leopoldo se casó en Angostura con Juana Ripol y fundó junto con Pepe Mármol en 1860 las dos primeras Bandas  del Estado: la Banda Municipal  Juan Bautista Dalla Costa y la Banda de Artillería Manuel Piar. Otro de los ochos hijos de Juan Manuel Sucre nacidos y ramificados en Angostura fue Juan Manuel Sucre Moor, casado con Delfina Zamarra Afanador;  padres ellos de Juan Manuel Sucre Zamarra, quien se casó con Matilde Ruiz, hija del Dr. José Ángel Ruiz, cuyo nombre comparte con el médico José Rafael Páez el Hospital Universitario de  Ciudad Bolívar.
Juan Manuel Sucre Moor, tatarabuelo de Leopoldo Sucre Figarella,  falleció en Ciudad Bolívar el 30 de enero de 1889, a la edad de 85 años.  Participó activamente en la política del Estado, ocupó importantes cargos públicos y fue en 1874 Senador por Guayana.  Partidario de Guzmán Blanco y de la Revolución de Abril, fundó en Ciudad Bolívar el primero de septiembre de 1869 el periódico “El Orden”, importante vocero que los liberales partidarios de Juan Bautista Dalla Costa, editaron para contrarrestar las opiniones adversas de El Boletín Comercial, defensor de los intereses políticos de Los Azules, liderados a nivel nacional por el entonces octogenario héroe de la Independencia, General José Tadeo Monagas.
Juan Manuel Sucre Zamarra, hijo de Juan Manuel Sucre Moor, tuvo en matrimonio con Matilde Ruiz, tres varones y tres hembras.  Entre los varones debo mencionar a José Manuel Sucre Ruiz, conocido cariñosamente por los bolivarenses como “Chipo Sucre” de quien tuve la satisfacción de ser su mano derecha cuando era Gerente de la Casa Mercantil F. E. Salazar.
Don José Manuel Sucre Ruiz, casado con Lucila Trías, fue Gobernador del Territorio Federal Delta Amacuro y Administrador del Palacio de Miraflores en el período del presidente Raúl Leoni. Padre de la doctora Elda, Lucila y del doctor Juan Manuel Sucre Trías, quien fue congresista y Embajador de Venezuela en Londres.
Debo mencionar también, obviamente, como hijo de Juan Manuel Sucre Zamarra a Juan Manuel Sucre Ruiz, el padre de Leopoldo Sucre Figarella.  Juan Manuel Sucre Ruiz, mejor conocido por sus paisanos bolivarenses como “Juancito”,  se casó con Inés Figarella y de ellos nacieron  el General Juan Manuel Sucre Figarella, el médico Antonio Sucre Figarella, el diplomático Francisco (Kico) Sucre Figarella, el escritor, premio nacional de literatura,  Guillermo Sucre Figarella, Inés Matilde Sucre Figarella de León y el ingeniero Leopoldo Sucre Figarella, quien nació en Tumeremo cuando su padre Juan Manuel Sucre Ruiz era en ese municipio Gerente de la firma “Rosales y Compañía”   En ese entonces, Chipo Sucre, agente viajero de la Casa Blohm, me contó que cuando iba a Tumeremo llegaba a la casa de su hermano Juancito y una mañana muy temprana a la hora del desayuno, vio que su hermano estaba hecho un demonio y le reprochó el que tuviese que enojarse minutos antes de tomar el  desayuno.  A lo que le respondió: “Yo no estoy caliente nada.  Es que si no lo hago así, me joden esos carajos”.
De suerte que con tan tremenda carga hereditaria llegó Leopoldo Sucre Figarella a la gobernación del Estado Bolívar en septiembre de 1960, para desde aquí emprender carrera como ejecutivo de personalidad recia y mano firme, capaz de romper las murallas de la adversidad política y a quien todo el mundo respetaba incluso los errores que como todo ser humano tuvo, pero eclipsados por la contundencia civilizadora de sus obras.
Tenía tres meses al frente de la Gobernación del Estado Bolívar cuando el Presidente de la República, Rómulo Betancourt, creó por Decreto, el 29 de diciembre de 1960, la Corporación Venezolana de Guayana, sin prever quizá que sería más adelante uno de sus Presidentes, el de mayor tiempo y empuje.  Una afinada intuición permitía a Betancourt acertar en la escogencia de sus colaboradores. Designó al frente de la CVG al General Rafael Alfonso Ravard y a Leopoldo Sucre Figarella en la Gobernación del Estado, una combinación perfecta para poner en marcha el desarrollo de Guayana.
  Sucre Figarella  llegaba para administrar con mano cierta a un Estado que no obstante su inmensa geografía, apenas contaba los 200 mil habitantes.  No existía el hoy municipio Caroní.  Puerto Ordaz apenas fundado hacía  ocho años, dependía de Ciudad Bolívar y San Félix estaba bajo la jurisdicción de Upata.
         El Distrito Caroní fue creado bajo su administración mediante reforma de la Ley de División Político-territorial, el 29 de junio de 1961 y quedó conformado con el Municipio San Félix del Distrito Piar y los Centros poblados Puerto Ordaz, Matanzas, Castillito, Caruachi, La Ceiba, Alta Vista, Yocoima, Macagua y Chirica que pertenecían al Municipio Ciudad Bolívar.
         El domingo 2 de julio, el Presidente de la República Rómulo Betancourt, colocó en acto solemne una piedra simbólica de lo que sería al final Ciudad Guayana. Pero en el sitio fue colocada un acta donde se hacía constar que esa ciudad moderna se llamaría Santo Tomé de Guayana. Sin embargo, al reformarse la Ley se puso a San Félix de Guayana como Capital del Distrito Caroní y posteriormente Ciudad Guayana. Y tenía que ser así para evitar una confusión histórica toda vez que Santo Tomás o Santo Tomé de Guayana es por antonomasia la que siempre ha sido Capital del Estado, vale decir, la ayer Angostura, hoy Ciudad Bolívar.
         De manera que bajo la égida de esa combinación perfecta se inició lo que sería Ciudad Guayana y  comenzó a operar, 1961, la Planta Siderúrgica del Orinoco con la producción de arrabio, tubos sin costura y acero líquido, al mismo tiempo que se inauguraban las operaciones de la Primera Presa de Macagua.
         Durante la gestión de un año y seis meses del gobernador Leopoldo Sucre Figarella, coadyuvó para que el Núcleo Bolívar de la UDO iniciara sus actividades el 8 de enero de 1962 y se iniciara la construcción  del Puente sobre el Orinoco con los estudios preliminares de hidrología y geología del lugar donde sería emplazada la obra y los cuales estuvieron a cargo de la Escuela respectiva de la UDO; se inauguró el Liceo Tomás de Heres, la Escuela Normal Columbo Silva Bolívar, el Acueducto de la Sabanita y Cuartel de Bomberos. Asimismo se hizo un estudio en función del desarrollo urbanístico de Ciudad Bolívar y se diseñó un plan para sanear y recuperar la Laguna del Porvenir convertida finalmente en Jardín Botánico.
         El 17 de abril de 1962, el Presidente Betancourt designó al ingeniero Rafael Sanoja Valladares, Gobernador del Estado y a Leopoldo Sucre Figarella, lo transfirió al Ministerio de Obras Públicas, otorgándole así  una responsabilidad mayor en la administración nacional, pero encuadrada dentro de su disciplina de ingeniero, cuyas ejecutorias comenzaron a dar frutos a la luz de una nueva Constitución, la promulgación del Primer Plan de la Nación, el rescate de la industria petrolera y la Ley de Reforma Agraria.
Pero no vamos a referirnos a las obras públicas ejecutadas a lo largo y ancho de la geografía nacional por ser demasiado extenso.  Sólo lo más importante sucedido en Guayana desde las posiciones político-administrativas desempeñadas, vale decir, como Ministro de Obras Públicas, Ministro de Comunicaciones, Senador y Ministro de Estado para la Presidencia de la Corporación Venezolana de Guayana.
         Con motivo del bicentenario de la fundación de Upata a cuyos actos vino el Presidente Betancourt acompañado de Raúl Leoni para entonces Presidente del Congreso, J M Siso Martínez y Sucre Figarella, se inauguraron obras directamente construidas por el Ministerio de Obras Públicas que desempeñaba o en coordinación con el gobierno Regional que había dejado.  Entre las más importantes, destacan: la carretera Caruachi-Upata-El Manteco; las avenidas Yocoima y Bicentenario y un conjunto de 300 viviendas. En Ciudad Bolívar: el grupo escolar la Lorena, Instituto de Comercio Dalla Costa, Avenida Libertador y la Mariquita. En esa ocasión acompañó a Betancourt para presenciar la primera colada de acero en uno de los hornos  de Acería de la Planta Siderúrgica del Orinoco.
El 23 de julio de 1963, se constituyó formalmente la empresa CVG-Electrificación del Caroní (EDELCA) que inició sus operaciones con un capital de 514 millones de bolívares. Ya finalizando su mandato el Presidente de la República, Raúl Leoni, suscribió el contrato para la construcción de la Central Hidroeléctrica de Gurí, en el Cañón de Necuima, 90 kilómetros aguas arriba de la presa Macagua I.
En el período constitucional 1963-1968, Leopoldo Sucre Figarella se reafirmó como Ministro de Obra Públicas.  Fue un periodo de grandes obras para Guayana gracias a la natural condición de guayaneses del Presidente de la República, Raúl Leoni y de su Ministro de Obras Públicas Leopoldo Sucre Figarella. También el doctor J. M. Siso Martínez era Ministro de Educación, por lo que la educación y la cultura en Guayana tuvo uno de sus momentos de mayor auge...
Tres acontecimientos relevantes tuvieron lugar en 1967: la inauguración del Puente Angostura sobre el Orinoco, la reconstrucción del Paseo Orinoco y la Feria Internacional de Ciudad Bolívar como marco de estas obras monumentales.
         El Puente Angostura sobre el Río Orinoco fue inaugurado el 6 de enero, día de Reyes, por el Presidente Raúl Leoni, quien junto con su esposa e hijos fue el primero en cruzarlos a bordo de un vehículo descapotado detrás del cual desfiló una caravana impresionante de autos y gentes alborozadas. Se trataba, para entonces, del puente colgante más largo de América del Sur y el Noveno del mundo. Fue construido con una inversión cercana a los 178 millones de bolívares. Durante los primeros tres días transitaron por él, 36 mil vehículos y eliminó automáticamente el tradicional servicio de chalanas.
         La gran Feria Internacional del Orinoco duró una semana e impresionó por su espectacularidad y multitudinaria asistencia. En ella expusieron 67 artesanos y pequeños industriales, incluyendo el sector indígena.
         La transformación del antiguo Paseo La Alameda en el moderno Paseo Orinoco fue inaugurada igualmente por el Presidente Leoni. Esta obra nacional ejecutada por el MOP y con la cual se mejoró el urbanismo de la capital guayanesa.
         En una acción de reafirmación de nuestra soberanía sobre el territorio Esequibo, se ocupó no sólo militarmente la Isla de Anacoco, sino también mediante un conjunto de obras de infraestructura y más luego, una Asamblea General de Legisladores de todo el país y Concejos Municipales  de los Territorios Federales Amazonas y Delta Amacuro tuvo lugar en el recinto de la Casa del Congreso de Angostura, en la tarde del 14 de febrero de 1966 y produjo la Declaración Bolívar que reafirma los derechos de Venezuela sobre el Territorio del Esequibo y demanda justicia ante la usurpación.
         Obras importantes realizadas destacan la Avenida Guayana con longitud de 7.546 metros que enlaza la red urbana de San Félix con Puerto Ordaz, constituyendo la espina dorsal de la pujante Ciudad Guayana, avenida de acceso al Hospital de San Félix, Avenida Comunal, prolongación de la Avenida Upata, Avenida de Circunvalación de Guasipati, carretera Tumeremo – Venamo – Turuban, Hospital del Instituto de los Seguros Sociales en San Félix, Escuela Artesanal Granja en Caicara del Orinoco, el Embalse San Pedro en Tumeremo, la Casa del Periodista, única en su estilo dentro de la arquitectura urbana de la ciudad capital; la carretera Ciudad Bolívar-Ciudad Piar; 200 viviendas en La Sabanita. 96 kilómetros de Ciudad Bolívar al Río Aro, avenida Nueva Granada, Puente San Rafael, calles Las Tinas, Centurión, Brasil, Victoria, restauración de la Casa San Isidro, restauración de la Casa del Correo del Orinoco, Retén Cuarentena, Acueducto de Upata alimentado por la Planta de Tratamiento de San Félix, el Hospital del Tórax, el Hospital Psiquiátrico, el Gimnasio Cubierto, la Biblioteca Rómulo Gallegos y la Escuela Granja de El Callao.
         Posiblemente el período gubernamental cumbre de Leopoldo Sucre Figarella a favor de la Región Guayana  sea el cumplido durante la gestión del Presidente  Jaime Lusinchi, quien lo nombró con jerarquía de Ministro de Estado, Presidente de la Corporación Venezolana de Guayana y Coordinador de las Empresas Básicas de Guayana.
Fue un tiempo no sólo bueno para el petróleo por haberse comenzado la exportación de  un nuevo combustible –Orimulsión- ,  elaborado con hidrocarburos de la Faja Petrolífera del Orinoco y por haber la Agricultura acusado cierto auge, gracias a una política de estímulos que reportó beneficios tangibles en el campo, sino para la Guayana energética y minera.
En buena parte el Gobierno de Lusinchi se salva porque tuvo en Leopoldo Sucre Figarella un gran aliado en materia de avance económico e industrial, pues se le imprimió impulso importante al desarrollo carbonífero y minero, en el cual jugó papel destacado la Corporación Venezolana de Guayana. Impulsó e inauguró la última etapa de la Gran Presa de Gurí; inició la ampliación de las empresas básicas del Estado, la construcción de la Presa Macagua II; concluyó e inauguró la Autopista  Ciudad Bolívar-Puerto Ordaz;  el eje fluvial Orinoco-Apure e inició la explotación de los yacimientos de Bauxita de Los Pijiguaos.
Inauguró la Plaza Bolívar de San Félix, obra que conjuntamente con el desarrollo del anteproyecto del Paseo Orinoco se integra al programa de remodelación del casco del sector Este de esta antigua ciudad. Conclusión de la autopista de 80 kilómetros Ciudad Bolívar-Ciudad Guayana y conclusión del edificio  para albergar dependencias  de la CVG en Ciudad Bolívar. Proyecto de Prospección geológica minera en zonas fronteras empezando por El Bochinche, zona promisoria de riquezas.
En 1990, la Gran Sabana se puso más cerca del mundo con la inauguración de la carretera construida por la CVG y en cuya inauguración estuvo presente erl Presidente de Brasil, Fernando Collor de Melo.
De la educación superior también se ocupó desde la presidencia de la CVG, hasta el punto de conferirle la Universidad de Guayana el Título de Doctor Honoris Causa  por su valiosa contribución al desarrollo de la educación  superior en Guayana.
En definitiva logró  objetivos fundamentales como fueron: una política sustitutiva de insumos con la finalidad de economizar divisas,  llevar las empresas del estado a su máxima productividad, la realización de un programa de ampliación de las empresas básicas, completar el ciclo de integración de la industria del aluminio, lo cual fue posible con el desarrollo de las minas de bauxita de Los Pijiguaos.  La puesta en producción de los yacimientos de bauxita produjo una economía de dividas de los 180 millones de dólares toda vez que este material que procesaba Interalúmina era traído del exterior. Logrado esto, Leopoldo Sucre Figarella se planteó cambiar la estrategia para no producir solamente aluminio primario sino también aluminio transformado y con tal propósito Alcasa construyó plantas de laminación en caliente y en frío.
No satisfecho con ello, Sucre Figarella llevó la producción de la siderúrgica del Orinoco a su capacidad de diseño.  Ferrominera mejoró su poder de competencia construyendo en la Barra del Orinoco una estación de transferencia.  Impulsó el desarrollo del yacimiento de San Isidro iniciado por el Presidente anterior de Ferrominera, ingeniero Aníbal La Riva, para mejorar las condiciones de esta empresa en el mercado del hierro.  Inició el proyecto de ir sembrando en Uverito cada año 12 mil hectáreas de pino hasta alcanzar 200 mil hectáreas con miras a instalar un Aserradero Industrial y en el futuro una planta de pulpa de papel.   Bajo su administración CVG-Edelca concluyó la última etapa de la Central Hidroeléctrica de Guri,  terminó su línea de transmisión  e inició  los proyectos hidráulicos del Bajo Caroní. Asimismo, Sucre Figarella inició los estudios para la construcción del Segundo Puente sobre el Orinoco
En 46 años de existencia, la Corporación Venezolana de Guayana, ha tenido de presidentes al General Rafael Alfonso Ravard (1960-1974), Ing. Argenis Gamboa (1974-1983), ingeniero Andrés Sucre Eduardo (1979-1983), General Bernardo Leal Pucci (1983-1984), Ing. Leopoldo Sucre Figarella (1984-1993), ingeniero Francisco Layrisse (1993-1994), Ing. Alfredo Grúber  Huncal (1994-1995), Ing. Elías Nadin Inatty (1995-1998), Ing. Efraín Carrera Saud (1998-19999, doctor Clemente Scotto (1999-2003), General Francisco Rangel Gómez (2003-2004),  Ing. Víctor Álvarez (2004-2006)  y General Daniel Machado (2006).  Entre ellos y hasta ahora, Rafael Alfonzo Ravard, presidente fundador, y Leopoldo Sucre Figarella, con rango de ministro de Estado, los de más largo período como administradores  de una ejemplar obra de desarrollo integral, que aún, tiene mucho espacio que cubrir en la misión de darle a Venezuela desde Guayana una salida económica diversificada, vale decir, no dependiente únicamente de la industria petrolera, sino de otros renglones estratégicamente importantes, subrayadas por los recursos energéticos, hídricos, minerales y forestales.
Pero la jurisdicción  o radio de acción de la CVG no está limitada a Ciudad Guayana como en un comienzo se creía o criticaba, sino a los Estados Bolívar, Amacuro, Amazonas y Sur de Anzoátegui y Monagas. Ciudad Guayana es tan solo el centro de poder, asiento de las empresas básicas, el núcleo más importante de ese desarrollo integral, que la CVG tiene como misión promover dentro del marco o lineamientos de los planes de la nación y en concordancia con lo establecido sobre coordinación, control y tutela de las empresas del Estado.
En principio, cuando todo estaba por hacer, aún en el primer decenio, y esto lo acusaba sobremanera Ciudad Bolívar, se abrigaba el temor de estar frente a una Ciudad Guayana creciendo a expensas de los municipios circunvecinos. Cundía el temor por el surgimiento de un polo de atracción y no de irradiación de la riqueza que allí en la confluencia del Caroní y el Orinoco se comenzaba a procesar. Realmente, ello se evidenciaba más por el hecho de que Ciudad Bolívar perdía su rol de capital económica tradicional de la región, y gran parte de su población activa y gerencial se desplazaba hacia la entonces llamada Zona del Hierro. Era indudablemente un fenómeno demográfico y socio-económico inevitable e incluso Ciudad Bolívar (Heres) y Upata (Piar) debieron ceder territorios para la creación de un nuevo distrito (Caroní).
Lo que había que hacer era esperar que aquel polo de desarrollo consolidara para luego precisar el nuevo rol de la capital y demás ciudades de la región; sin embargo, muchos sectores no lo entendían y así el General Rafael Alfonzo Ravard muy pronto pasó a ser no bien visto, hasta el punto de ganarse peyorativamente el titulo de  “Virrey” que solo atendía y daba cuenta de sus actos al Presidente de la Republica, eludiendo toda participación democrática de los sectores vitales de la región. Era lo que entonces se criticaba, a través, de los medios de comunicación social y tal vez ello indujo al sucesor Argenis Gamboa a tener, por lo menos con Ciudad Bolívar, una apertura de información y diálogo. De todas maneras, el Gobernador Carlos Eduardo Oxford Arias (1969-1970) denunció públicamente la situación de distanciamiento, y casi de conflicto, entre la CVG y la Gobernación.  Por supuesto, duró poco tiempo como mandatario regional.
La gestión bajo la presencia de Leopoldo Sucre Figarella modificó acentuadamente el esquema de trabajo y de relaciones llegando a ser menos centralista. Tal vez porque Ciudad Guayana, había sido consolidada como polo de desarrollo y entonces se hallaba en capacidad de irradiar las  bondades de un desarrollo industrial importante. De suerte que durante la gestión de Leopoldo Sucre Figarella resultaban escasos los puntos vitales de la región donde la CVG no tuviese la mano metida en función del desarrollo.
Aparte de Ciudad Guayana, asiento de las empresas básicas y de un constante desarrollo industrial y urbanístico, distintos puntos geográficos de su influencia comenzaron a ser parte de un sistema interconectado e interrelacionado en el logro de un desarrollo armónico en el ámbito regional.
Ciudad Bolívar, Tucupita, Puerto Ayacucho, Upata, Caicara, El Callao, el Sur de Monagas, empezaron a sentir los efectos del desarrollo promovido por la CVG bajo la titularidad de Leopoldo Sucre Figarella. A la vista está el impulso que le imprimió al desarrollo forestal de Uverito, al sur del Estado Monagas; la empresa maderera del Oriente de Venezuela y; CVG-Proforca, que aprovecha las plantaciones de pino Caribe; la empresa Minerven en el Callao, que produce oro comercialmente rentable; además, de la empresa Revemín II, que optimiza el funcionamiento operativo del plantel industrial de Minerven; y Protemin, que explota las colas de Mocupia, módulos pesqueros, piscicultura rural, desarrollo frutícola, cría de búfalo y saneamiento de las tierras para incorporarlas a la producción agropecuaria en el Delta; explotación comercial de los bosque de Gurí e Imataca: programa de explotación de caucho en Amazonas: el parque Industrial los Farallones de Ciudad Bolívar; vialidad urbana y autopista de Upata; carretera de Caicara y puentes del Caura, Aro y Cuchivero; Carretera Upata- el Dorado y Carretera El Dorado-Santa Elena; Hospital de El Callao, Palacios de Justicia de Ciudad Bolívar y Puerto Ordaz, acueductos y cloacas de Ciudad Bolívar y canalización del río Yocoima, acueducto de Upata, entre muchas obras de orden social, educacional, sanitarios y cultural que seria largo enumerar y que forman parte de la infraestructura global del desarrollo urbano  e industrial de la región.
Guayana que hace un poco más de cuatro decenios, tenia una población inferior a los 300 mil habitantes, la acusa hoy muy superior al millón, gracias a los planes y programas de desarrollo ejecutados y dejados en ejecución por esa cáfila de administradores que han pasado por la CVG y sus empresas básicas, pero muy especialmente, por mayor tiempo y por mayor acción y recursos, hay que distinguir la administración de Rafael Alfonso Ravard y especialmente la de Leopoldo Sucre Figarella, físicamente inexistente desde hace diez años  Su aparición en la Venezuela democrática, el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa la figuró como la del hijo de Marcos Vargas en la novela Canaima de Rómulo Gallegos.  Marcos Vargas  plantea un regreso eterno de la selva a la civilización a través del hijo como antorcha de la esperanza transmitida de mano en mano.
Sucre Figarella es una antorcha que está aguardando su relevo para que en Guayana  se continúe sembrando con la riqueza aprovechada y creada, un país menos dependiente  de la renta de los hidrocarburos que es indudablemente una opción, una alternativa distinta para el desarrollo. 
Invitado por Leopoldo Sucre Figarella, con motivo de los 25 años de la CVG, el erudito caraqueño Arturo Uslar Pietri lo dijo y reconoció que en Guayana se estaba haciendo eso, porque el problema no consistía en realizar solamente obras, sino en que se deje de ser parásito del petróleo,  porque mientras sea así, es imposible la consistencia económica real.  El problema está en que esas inmensas obras que se han hecho en Guayana comiencen a autofinanciarse, a autoabastecerse y a ser productoras de riquezas y no consumidores de riquezas petroleras como ha sido la mayor parte de las empresas del estado.  Guayana viene siendo comparativamente un gran islote porque en el resto del país sigue todavía el parasitismo petrolero.
Es oportuno recordar y reflexionar sobre esta cuestión, hoy cuando por cumplirse diez años de la muerte del ingeniero Leopoldo Sucre Figarella, un grupo de sus  colegas y amigos encabezado por el doctor José Ignacio Acevedo, ha tenido a bien rendirle este tributo de admiración y reconocimiento, fundamentalmente al hombre, al profesional, al gerente, al padre que junto con Cruzana Ortega levantó una familia ejemplar, al amigo franco y rotundo, al temple de su personalidad inconfundible y sin eufemismos, lo cual, por supuesto, es muy de justicia.  Muy justo que así haya sido.  No podemos confiar a la finitud de la muerte la obra del hombre, porque la obra del hombre cuando es realmente positiva y auténtica, sólo es confiable a la posteridad.





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